El director de INFORMACIÓN me ha pedido que hable de la CAM. Confieso que es un tema que con toda sinceridad me produce un profundo malestar. A casi todos nos deprime recrearnos en los fracasos y en aquellas cuestiones que tienen nulas alternativas de cara a una posible solución. Si las cifras que se han apuntado son ciertas, la CAM, en cualquier escenario, es una entidad diezmada, muerta.

Estamos ante una de las más graves pérdidas a las que se podía haber enfrentado la economía alicantina en su historia. Una de nuestras peores pesadillas, con un impacto que va más allá de las cifras. Se extenderá a medio plazo en un menoscabo notablemente relevante de nuestro capital humano -me deprime pensar en los excelentes empleados de la CAM que están sufriendo la actual situación-. También vamos a notar nuestra capacidad de generar sinergias empresariales y potencialidades de todo tipo, amén del duro golpe a uno de los pocos iconos que nos quedaban para darle a nuestra provincia una imagen diferencial positiva respecto a otras. En términos económicos hemos retrocedido bastantes años.

El Plan Estratégico Horizonte 2020 y CAM

El equipo redactor del plan estratégico para la provincia de Alicante no era de un perfil "muy pro-inmobiliario", sino quizás todo lo contrario. Sin embargo, desde un primer momento fijó como prioridades más importantes y urgentes la CAM y el sector inmobiliario. Muchos compañeros universitarios se sintieron bastante frustrados porque no antepusiéramos en un primerísimo lugar el cambio de modelo, la sociedad de la información y el conocimiento. Quizás ahora se comprenda mejor la razón que había para defender al sector inmobiliario. La gravedad de su situación podía arrastrar a buena parte del sistema financiero español y una entidad como la CAM, por su alta exposición de riesgos de este tipo, en un primer lugar.

Casi todos los países desde Estados Unidos a Alemania en los inicios de la crisis financiera defendieron con firmeza sus sectores más relevantes a través de políticas activas, e incluso forzaron a terceros (por ejemplo España) en casos como la industria del automóvil. Una economía como la española fuertemente dependiente de la construcción era extraordinariamente vulnerable, como se está demostrando con nuestro paro masivo y, finalmente, con el descomunal impacto en nuestro sistema financiero. No hemos hecho bien nuestros deberes y ahora apagamos fuegos y recogemos cenizas.

Cuando todavía no se había dicho nada públicamente sobre las fusiones frías de las cajas, trasladé al presidente de la Cámara, impulsor del Plan, Antonio Fernández Valenzuela, la necesidad de tomar como tema prioritario la defensa de la CAM. Debo decir que hubo por su parte la mayor sensibilidad e interés y la Cámara lo tomó como uno de sus asuntos principales. También nos reunimos con responsables de Provia para explicarles las medidas inmobiliarias. Diseñamos un ambicioso Plan para el sector que se hizo público y es conocido por todos. Lo que es menos sabido es que, además, no escatimamos esfuerzos en trasladar nuestras inquietudes, propuestas y sugerencias a todos cuantos pudimos. Llegamos hasta al presidente del ICO (por aquel entonces Aurelio Martínez, uno de los más sensibles dentro del Gobierno y contrarios al Banco de España en su empecinamiento no intervencionista) o al propio vicepresidente del Gobierno Pedro Solbes quien nos recibió más de una hora en su despacho, y cuya receptividad no sirvió de mucho ya que, desafortunadamente, dimitiría poco después.

Más allá de nuestras obligaciones como simples redactores del Plan Estratégico, no acabarían aquí las gestiones, algún compañero de Universidad, y ahora diputado en Madrid, puede dar fe de las veces en las que le insistí de la necesidad de actuar con diligencia y urgencia en este tema y sobre la necesidad de recabar apoyos al más alto nivel. Me consta que hizo los intentos que estaban a su alcance.

El resultado es conocido por todos. Salvo el improvisado y muy cuestionable Plan E y la salida, sin criterios u orientaciones, de las fusiones frías, la pasividad política en todas las esferas territoriales ha sido total.

La CAM y el sector inmobiliario

Desconozco si ha habido algún delito o irregularidades en la gestión de la CAM. Supongo que los interventores o el Banco de España actuarán en consecuencia exigiendo las responsabilidades en los tribunales en el caso de que observen la más mínima irregularidad.

Lo que sí tengo claro es que el hundimento de la CAM ha estado provocado por el sector inmobiliario, algo que parece olvidarse en bastantes foros. Una morosidad del 19% deja otras posibles causas en un muy segundo plano. Se podían haber hecho bastantes cosas para evitar un colapso tan importante, tanto a nivel macro como microeconómico pero no se ha hecho practicamente nada. El Plan Estratégico -incluso en sus iniciativas de menor coste- cayó rápidamente en el olvido y la política española, valenciana y alicantina ha ido por derroteros que ustedes conocen tan bien o mejor que yo. Se ha ido al hilo de lo que dictaban los mercados en cada momento, tapando agujeros y poniendo paños calientes; incluso recurriendo desesperadamente a un inédito cambio de la Constitución, en pleno agosto.

Además, como se ha dicho, la CAM ha padecido la falta de pericia e interés en la clase política. La situación de otras cajas -algunas muy próximas, quizás sea actualmente muy similar a la de la CAM. Sin embargo, han compensado sus balances a tiempo a través de sus respectivas fusiones y de las ayudas públicas planificadas, eludiendo críticas y valoraciones. Si todas estas ayudas se hubieran aplicado al sector inmobiliario quizás hubiéramos atacado el origen y la causa en vez de los efectos. Si a la CAM se la hubiera defendido políticamente hoy estaría en una estructura que quizás compensaría su pésima situación. Sin duda, una de las cuestiones es que nos preguntemos porqué la CAM no ha tenido defensa política (o al menos no tanto como otras).

La CAM y los Órganos Rectores

En artículos anteriores sí he repetido hasta la saciedad que la Ley de Órganos Rectores de las Cajas (LORCA), que si mal no recuerdo data de 1982, me parecía un contrasentido. Un peligro para la solidez de las cajas. A mi juicio es la raíz de los problemas de gestión de estas entidades. La LORCA promulgada ya en plena democracia debió dar el control de las Cajas a los impositores, dotando a éstos de estructuras de apoyo real y de representación organizadas e incentivadas y, con esto, la posibilidad de desarrollar entre la población una auténtica cultura financiera. Hemos ido en sentido contrario.

¿Se imaginan la viabilidad de un banco o caja en manos únicamente de los que suscriben los préstamos? ¿Colocaría usted sus ahorros en una entidad financiera de ese tipo? La LORCA ha dado pie a políticos ávidos de créditos con proyectos infumables, empresarios amigos de políticos y asociaciones de impositores impulsadas en la sombra por los grandes partidos políticos. Los profesionales de las cajas, por lo general, gente bien preparada, tenían por encima, una estructura "política" que en condiciones de "estrés" estaba llamada a poner en aprietos a la mayoría de estas entidades. La CAM no ha sido una excepción. El control de los riesgos es absolutamente fundamental en una caja o un banco. Y comprenderán que es difícil que el riesgo se controle a sí mismo.

Hagamos autocrítica

Quizás es importante dejar claro que no hay séptimo de caballería disponible. Hay mucha gente de buena fe que estos días hace propuestas en un sentido u otro. Los empleados no se merecen falsas expectativas. La economía española no tiene margen y la valenciana tocó retirada antes de los primeros escarceos.

Sirve de poco enfadarse con todo el mundo: directivos, Banco de España, políticos... cuando las soluciones brillan por su ausencia. Más bien creo que hay que aprender a anticiparse a los problemas. Y en la sociedad alicantina debemos tomar nota de esto, especialmente las generaciones más jóvenes que tendrán que educarse en una cultura distinta y probablemente deberán tomar conciencia de nuestros fallos.

Nadie se ocupó de una inconsecuente LORCA y a lo largo de estos años, su desarrollo no ha hecho sino dar pie a la voracidad y complicidad política. Pocas voces han cuestionado algunas grandes inversiones públicas, hoy sonados fracasos, que son una muestra visible de otros despilfarros menos visibles. Muy escasas voces han reivindicado una economía no tan dependiente del ladrillo. Hoy la CAM, estaría viva si la base de la economía alicantina fuera más diversificada. Pero la sociedad no reaccionó cuando se abortaron todos los proyectos llamados a diversificarla: desde la expansión de servicios avanzados Alicante-Elche, las TIC (paradójicamente hoy el sector inmobiliario y el turismo dependen de las TIC) y la explotación del conocimiento en los parques científicos, etc...

Ahora, con la CAM agonizante, sin recursos públicos, tocamos corneta. Amigos estos proyectos no se improvisan. Quizás duela pero hemos tirado bastante dinero a mansalva, sin apostar por el futuro, cuando lo teníamos en abundancia, ojo, sin ser nuestro, y ahora toca devolverlo, sin muchas opciones a prorrogar los préstamos.

Aprendamos de los errores pero diagnosticando en profundidad, no nos quedemos en la superficie. Muchos de los que ahora se escandalizan, admitían saber o intuir en privado cosas más graves de las que aparecen públicamente en los diarios o hacían oídos sordos cuando se señalaban los problemas de la LORCA.

Vuelvo al principio. De nada sirve recrearse en los fracasos. He cumplido con la petición del director y punto. En mi modesta opinión, la sociedad alicantina debe madurar defendiendo en tiempo y forma sus intereses. No lo hemos hecho bien. Pero miremos al futuro. Esta es una tierra que lleva un ADN emprendedor (no es una metáfora), hay que ayudar a los jóvenes a salir de esta y nos va a tocar arrimar el hombro a todo el mundo. No hay séptimo de caballería pero sí hay mucho capital humano y gente extraordinaria, alicantinos que han triunfado en Silicon Valley o con Google, ellos deberían ser los referentes, así que, de aquí en adelante, me gustaría hablar de esto que además es en lo que creo y llevo dedicándole mi tiempo desde hace más de 14 años.