Son ya muchos los grupos de cristianos que sienten una especial devoción por los tradicionales ritos litúrgicos tridentinos, a pesar de las nuevas y estimadas prácticas litúrgicas, introducidas por el Concilio Vaticano II. El Papa, Benedicto XVI, ha atendido estos deseos de estos grupos de cristianos y ha dado las normas a seguir para los que prefieren ritos antiguos.

Dice el Papa, en el Documento "Motu Proprio": "No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Misal Romano. En la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande, y no puede ser, de improviso, totalmente prohibido o incluso perjudicial".

Pero, a continuación, dicta las normas a tener en cuenta por quienes desean volver al uso del antiguo rito. Por ejemplo, quienes piden el uso de los antiguos ritos no deben formar grupos disidentes, que contradicen los actuales ritos litúrgicos.

Además, los sacerdotes que se consideran idóneos para practicar los antiguos ritos, no deben tener ningún impedimento canónico, y deben tener un "conocimiento suficiente de la lengua latina, que permita pronunciar correctamente las palabras y entender su significado".

La Santa Sede puede conceder licencia para estas celebraciones lo mismo a sacerdotes diocesanos o a sacerdotes religiosos. Y no se excluye que la misma iglesia pueda repetirse, en la Semana Santa, el "Triduo Pascual", según ambas tradiciones litúrgicas. Lo decisivo es la práctica religiosa-litúrgica, que fomente la mayor devoción y el mejor culto a Dios para bien de los creyentes.