Sin concretar, eso sí, el presi de la Generalitat anunció ayer un nuevo recorte de 400 millones de euros. Éste se entrecruza con el Plan de Austeridad ya en danza que prevé un ahorro de 1.800 millones para lo que resta de año. En fin, que el hombre lleva tres días en el cargo y dos tracas de ajustes. Se ha pasado todo quisque tantos pueblos, que ahora el problema es qué puedes dejar en pie. Hablando de pueblos, la Dipu de Luisa Pastor ha llevado hasta el Boletín Oficial el tarantantrán que afecta a sus señorías. Y la verdad es que lo que se desparrama sobre él es todo un síntoma de la realidad irreal en la que nuestros próceres se habían instalado. Resulta que la iniciativa obliga a los diputados a tener que alojarse en hoteles...¡de cuatro estrellas! Y digo obliga porque la única razón que se me ocurre para que algo así haya que oficializarlo hasta ese extremo es que, de no hacerlo, no habría prácticamente nadie que por iniciativa propia pensara que lo menos que toca es reducir todos estos gastos. Pero ya ven. Al boletín han ido. A éstos les hablas de un hostalito limpio y confortable y prefieres encontrarte de frente a Mou leyendo el Sport. Por no centrarlo sólo en un ámbito, me cuentan que este verano un alto cargo de la Administración Central montó un número en El Altet porque, en un viaje particular creo, no le dieron tratamiento vip al que al parecer según el billete no tenía derecho y, para apagar el incendio, no tuvieron que llamar a los bomberos de milagro. Pues bien, representantes de la Dipu deberán conformarse además con viajar en clase turista y con cien o doscientos euros para el papeo, según la cosa sea por aquí cerca o por el extranjero. Y lo más criminal: ¡sólo podrán tomar cuatro taxis al día! Barruntando que los nuevos mandamases de la corporación hayan querido pegar un buen tajo, la duda ahora se centra en saber cuántos taxis podían llegar a coger estos pobrecitos míos. Y eso que el papel de las diputaciones está cuestionado, que si no...