Aparece fondeado un yate frente a la playa de San Juan. En concreto, en el límite de ésta con el Cabo. Los bañistas se cruzan apuestas: "¿Será?". Reclutan unos catalejos los canallas y se juegan las brevas y la coca amb tonyina. El que acierte quién es el que, tras la tremenda agitación ha quedado para limpiarlo y poco más, se libra de apoquinar en caso de confirmarse las pesquisas. A lo que sí hemos asistido con nitidez es a la bajada del barco del juez de Orihuela. Le costaba distinguir si lo que se había escuchado se podía y no debía tener muy claro hacia dónde mirar. Poco más de un año atrás se buscó nuevo destino pensando que le tocaría una plaza manejable. Que Dios le conserve el olfato. Aunque la verdad es que, dentro de las circunscripciones entre las que nos movemos, en cualquiera salta la liebre. Quién nos iba a decir que la idea que soltó Camps de reformar el sistema electoral emana de una tesis doctoral que prepara sobre modelos políticos. Es que, francamente, lo nostre es de tesis. La fiesta, ya se ve, es continua. Y las cartelas para desmenuzar todo lo que se lleva plantado, inagotables. Sólo nos faltaban por conocer los primeros premios, que llegaron ayer. Espectacular, señores. El inquilino del Palau se ha quedado solo y ha tirado al resto por la borda, incluido Blasco, que ya es tirar. A los nuevos hay que presentarlos para que no suene a chino. La labor de zapa que José Ciscar le ha hecho al señorito con el todavía presi de la Dipu ha tenido su recompensa. El molt honorable ha visto que ha sacado la tarea con nota y le ha dado Educación, además de Empleo. Creo que, a no mucho tardar, el nuevo conseller se volverá ripollista. Y que es posible que la alcaldesa del poble de Castelló a la que le ha tocado Infraestructuras se haga con el mapamundi del Sur antes incluso de que se recomponga el pesepevé. En fin, habrá que verlo. Pero la primera impresión es de suma tranquilidad. Más que, para Bordalás, recorrerse la Alhambra.