Conocer es comparar. Los casos que siguen son muy diferentes unos de otros. Ni los antecedentes, ni el contexto ni el contenido son los mismos. Pero puede tener cierta utilidad hacer un rápido recorrido por movimientos semejantes, aunque muy distintos. Se trata de ver, a través de unos, lo que otros no dejan ver.

1. Los más viejos del lugar recordarán "Mayo del 68", aquella explosión estudiantil que sacudió numerosas universidades en todo el mundo y no sólo en países centrales. Con París como epicentro, el "seamos realistas, pidamos lo imposible" se contagió a Roma o a Berkeley. ¿Con qué resultados? Cierto que había un descontento con las promesas incumplidas de los respectivos gobernantes, pero los fines no quedaron claros, la relación con la izquierda fue problemática y De Gaulle perdió su referéndum. La violencia fue de adoquines bajo los cuales, decían, se escondían las arenas de la playa.

2. Demos un salto para algo que los ya no tan jóvenes recordarán: el grito de "que se vayan todos (los políticos)" que recorrió Argentina en diciembre de 2001 expresando la frustración generada por políticas económicas muy duras que culminarían con el "corralito", el cierre bancario. Manifestaciones, caceroladas, corte de carreteras, piquetes, saqueos, muertos y estado de sitio. Fernando de la Rúa renunció a la Presidencia. No eran sólo estudiantes: había desempleados, clases medias, obreros, "piqueteros" que ya llevaban su tiempo expresando su descontento. Pero los políticos que tendrían que irse se quedaron prácticamente todos en las siguientes elecciones.

3. Vayamos a 2005. En el Ecuador se produjo una rebelión popular (básicamente urbana) contra el entonces presidente Gutiérrez. Los manifestantes fueron tildados por este de "forajidos", pero el nombre fue asumido por estos y pasó a la historia como la "rebelión de los forajidos". Consiguieron echar a Gutiérrez que fue sustituido por su vicepresidente y, de alguna manera, fueron la semilla del movimiento que llevaría a Rafael Correa a la Presidencia: la rebelión ciudadana de Alianza País. Presentada inicialmente como contraria a la "partidocracia", el partido de Correa ha terminado reproduciendo los tics "partidocráticos" tan duramente criticados por los forajidos primero y por la revolución ciudadana después. Lo de Gutiérrez no fue lo de Zelaya en Honduras, pero el caso es que sigue en política y muy activo.

4. Ya estamos en 2011 y la "primavera árabe", signo del descontento por el desempleo, sobre todo el juvenil, el alza de los precios, la corrupción de los políticos y la falta de democracia. El contagio se parecía al que se produjo en "Mayo del 68", pero los efectos han sido muy heterogéneos: desde un cambio de gobierno (aunque hay quien dice que son los mismos perros con distintos collares en Egipto y Túnez), a una guerra civil con intervención extranjera (Libia), una represión sangrienta (Siria, Yemen), invasión por parte de un vecino (Arabia Saudita a Bahréin) y reparto de regalos para contentar a los más posibles (Arabia Saudita y, creo, Marruecos). Es difícil meterlo todo en el mismo saco, pero a estas alturas ya se ven los elementos comunes con lo que antecede (y los diferenciadores, claro). En general, una cosa es expresar el descontento y otra poner los medios que lleven a determinados fines asumidos por los participantes en las revueltas. En ningún caso se trata de una revolución, hay algún caso de rebelión, pero muchos son revueltas expresivas y no instrumentales.

5. Y llegamos a los "indignados" del 15M. Puerta del Sol no es la plaza de Tahrir en El Cairo, ni su indignación es la de los piqueteros o de los forajidos. Pero a estas alturas no voy a buscar las semejanzas pero sí algunas constantes aunque sean genéricas: una cosa es la expresión de descontento y otra es plantear fines más allá de una "carta a los Reyes Magos" y encontrar medios que lleven a dichos fines; una cosa es el "subidón" que produce sumergirse en la asamblea y otra la racionalidad instrumental; una cosa es el entusiasmo inicial y otra la evaluación que, en sus propios términos medios-fines, puede hacerse al cabo del tiempo; y una cosa es que se produzca en España, otra que se contagie a Portugal, Irlanda y Grecia (los PIGS "en vías de subdesarrollo" azotados por "la crisis") y otra muy diferente que llegue a países centrales como Francia. Sería el colmo que llegase a países emergentes. El futuro está, como siempre, abierto (siempre hay alternativas) y, como siempre, está en manos de los que quieren ser actores del mismo. Chi vivrà, vedrà.