"La violación de Lucrecia". Teatro Principal de Alicante. De Shakespeare. Int. Nuria Espert. Dirección: Miguel de Arco. Producción: Juanjo Seoane.

El talante dramático de Shakespeare inunda este poema narrativo de 1594 con el que se han hecho adaptaciones teatrales, incluso con más intérpretes, según la narración de Tito Livio. Por ejemplo, una ópera de cámara en 1946. Nuria Espert asume "La violación de Lucrecia" con el veterano productor Juanjo Seoane y la dirección de Miguel del Arco, quien obtuvo recientemente el Premio Max como Mejor Director de Escena gracias a "La función por hacer". A un hombre joven buscaba la gran actriz para llevar la nave a puerto. Del Arco tiene mucha suerte al haber recibido otro importante galardón. Dirigir a Nuria Espert en esta leyenda, sobre el origen de Roma, situada en el año 500 antes de nuestra era, durante el reinado del etrusco Lucio Tarquino. El hijo de éste es el violador de la mujer de un general romano en un montaje que se justifica especialmente por la presencia de una actriz de peso. Domina, serena e intensa, y exhibe sus credenciales. Se interpreta a sí misma en principio, narra la historia, nos muestra a los personajes básicos y acoge el papel de una ultrajada Lucrecia con la clásica y obsesiva idea del honor que conduce al suicidio y a reclamar venganza. La traducción de José Luis Rivas Pérez, la creación sonora de Sandra Vicente, la escenografía de Ikerne Giménez y la iluminación del alicantino Juanjo Llorens, otro de los galardonados en los Max junto a Miguel del Arco, ofrecen aliento a la limpia escenificación. El lecho, rodeado por cortinas teñidas de rojo en el instante clave, tiene un vigor visual que acoge a Nuria Espert resolviendo las exigencias perfectamente. La fluida declamación y los matices expresivos elevan la altura de la musicalidad de los versos. La violencia machista recuerda a los millones de mujeres que la sufren. Las luchas por el poder y las consecuencias políticas cuando la población protesta tienen un sugerente grado de actualidad. Se hizo en la sala pequeña del Teatro Español, lo que anuncia el intimismo de los pasajes. ¿Hay bastante agua para flotar? Espert nada y salpica a un público que aplaudió mucho y de pie.