La noche del 22 de Mayo es historia en Orihuela, la caída del PP parecía imposible y casi lo fue. Una noche mágica, algo más de la mitad de la población se emocionó con los resultados, lloró y rió al unísono, se tenía la sensación de haber hecho algo grande, se respiraba un ambiente inaugural, parecido a las primeras votaciones allá por los finales de los setenta. Todos teníamos la convicción de que habíamos logrado algo grande y que se había hecho gracias a nuestro voto y, por qué no decirlo, a nuestro valor. Pero ahora viene lo más complicado, formar un gobierno que responda a las expectativas de la mayor parte de ciudadanos sin violentar a los perdedores, que lo son con un resultado abrumador, pero insuficiente.

Mi impresión, la que me llegaba al corazón, es que los votantes del cambio desean varias cosas y esperan que se cumplan: la primera, que el PP pase a la oposición. La segunda, que se levanten las alfombras sin restricciones; quieren saber hasta dónde llega el saqueo del ayuntamiento. Los oriolanos necesitan depurar responsabilidades y lo quieren urgentemente.

Ambos compromisos han sido reiterados por los tres partidos vencedores y digo esto porque la política del PP le ha granjeado esta condición, el no tener aliados, salvo tránsfugas, posibilidad que a nadie pillaría por sorpresa. ¿Quién tiene legitimidad para alzarse con la alcaldía?

Por votos obtenidos el PP con el apoyo de CLr, una unión natural desde una perspectiva neutra, pero tal cosa es imposible sin que ello suponga el descrédito absoluto para esa formación, por la sencilla razón de que los renovadores tienen sentido como alternativa a un PP sumido en la inoperancia y la corrupción. CLr es la respuesta a un partido hegemónico podrido, si muerde la manzana el gusano le devorará y habrá malgastado una oportunidad única para el pueblo y para la política, también para el PP. No olvidemos que una parte considerable del partido de Mónica deseaba su descalabro. A groso modo, Camps sólo ha tenido más votos que el candidato a alcalde de su partido en Orihuela. Para entendernos, la rémora que este representa por sus escándalos gurtelianos ha sido menor que los efectos del Brugal, que en la vega algunos han bebido hasta la hez. A Mónica la han castigado también los votantes del PP, y ella ha prescindido del presidente autonómico, ha apostado por un cadáver como Ripoll al que las urnas han mandado al infierno, ha defenestrado a dos candidatos autonómicos (Eva y Andrés) que representan la corriente oficial y ha perdido las primeras elecciones en 25 años justo en el momento de mayor ascenso del partido en su historia. Mónica va contracorriente en todo y, como a Zapatero, su estrella parece haberse apagado. ¿Es este el fin de su carrera política? Nadie puede en este escenario argumentar que nos interesa un gobierno popular para obtener ayudas institucionales, pues lo normal es que le cierren el grifo para acabar con ella.

Ninguno de los tres partidos es la llave de nada y los tres lo son. Prescindir de un solo concejal supone darle la mayoría al PP, luego no sirve como baza en la negociación. No obstante, hemos de admitir que Pedro Mancebo podría ser alcalde con el apoyo del PP sin gran dificultad y ello le otorga un plus de legitimidad en tanto que acerca más que ninguno los deseos expresados en las urnas. Hay una parte de votos no despreciable en CLr que ha venido de la derecha y que están preocupados por un gobierno roji-verde. ¿O no son tantos?, existen indicios de que muchos de los que votaron populares con la nariz tapada ahora se quieren convertir en árbitros interesados. Esto es que está endemoniado.

Sin entrar en más detalles de momento, afirmar que ninguno tiene argumentos de más peso que el de al lado para reclamar para sí la alcaldía. Deben ponerse de acuerdo rápido, la disposición de los Verdes ha resultado ejemplar y se ajusta mucho al sentir general. Mientras, los asesores y demás ralea se dedicaran a limpiar cajones, por tanto usemos con tino la oportunidad obtenida. Generosidad, transparencia, un contrato público de gestión y objetivos para el mandato y, como posibilidad, una alcaldía compartida. Los dos primeros años para el PSOE y los dos últimos para CLr.

Pensemos que la mayor parte de la corporación no tiene experiencia de gobierno ni siquiera política y la coyuntura es terrible, sin contar con el reto del Plan General. La gente de Democracia Real nos está enviando un mensaje, no lo despreciemos. Soñemos con lo que podemos hacer por Orihuela, es tiempo de pensar a lo grande, jugar a políticos profesionales nos llevará al desastre.

Es la hora de la generosidad, el ajedrez político puede darle el ayuntamiento a Mónica y nadie perdonaría tal desaguisado. Yo nunca me he alegrado tanto por un resultado y eso que no me presentaba, quizá ese sea el espíritu del momento.