Hoy es el último día de campaña. Los partidos hoy dejarán de hacer ruido. Espero que ustedes lo comprendan. Las campañas son un coñazo. Pero son necesarias. Mueven mucho voto. Tienen como objetivo lanzar algunos mensajes claros. Teníamos unos cuantos muy identificados. Que en estas elecciones no se vota a Zapatero o Rajoy. Que el paro ni lo crea ni lo resuelve el Ayuntamiento. Las políticas sociales que con tanto esfuerzo ha conquistado Elche y que hay que defender. El peligro de poner la ciudad en manos de un PP local en continuo proceso de ruptura. La necesidad de hacer un llamamiento, por racionalidad política, a la eficacia del voto de la izquierda ante la lamentable desunión de sus candidaturas.

No sé qué éxito ha tenido cada uno de estos mensajes. Les diré que los hemos explicado con la mejor fe y con el incierto acierto que ustedes deberán juzgar. Pero, les seré sincero. Partíamos con una gran ventaja competitiva respecto del PP. El candidato a la Alcaldía. Francamente, Mercedes Alonso está por debajo de las posibilidades del PP en esta ciudad. Pero, lo más grave. Está muy por debajo de los requisitos que debe reunir un alcalde o alcaldesa de Elche. Ofrece serias dudas su capacidad de gestión y de trabajo. Por el contrario, ofrece pocas dudas su ausencia de proyecto de ciudad, más allá de la pura ambición de poder. Su conducta patrimonial, recientemente conocida, hace que se enciendan todas las alarmas. Su incontinencia mental y verbal hace recelar de su capacidad para la necesaria prudencia exigible a un gobernante. Su tan autoalardeada carrera universitaria le debería haber dado algo más que el penoso nivel cultural que acredita.

Su partido ha sido sensato escondiéndola. Pero, ya me contarán. Un partido que decide que, lo mejor que puede hacer con su candidata a la hora de exhibirla, es esconderla. Sin embargo, quizás, lo más grave es lo que el alcalde le espetó en el debate de Canal 9: "usted, señora Alonso, no quiere a Elche. Eso sí que es un drama". Y tenía toda la razón. Ha dado muestras más que suficientes de insensibilidad con la ciudad, sus instituciones y su cultura. Ustedes me perdonarán, pero no puedo por menos que contarlo con toda indignación. No es de recibo que el pasado miércoles, en pleno décimo aniversario del Patrimonio de la Humanidad al Misteri, en un acto que duró tres horas y media, apareciera tarde y se mantuviera en los actos tan sólo diez minutos. Eso, en esta ciudad, con ese símboloÉ sencillamente, es inadmisible.

Y, por el contrario, el PSOE tiene a Alejandro Soler. Tengo una especial incapacidad para glosar méritos. Lo siento. Pero, ustedes mismos.