Dicen que Canal 9 iniciará una nueva etapa después del 22-M. Dicen muchas cosas. Hay opiniones para todos los gustos. Inocentemente, con el único ánimo de tomar la temperatura a lo que muestran los informativos, realicé un ejercicio comparativo el pasado miércoles. Cuando faltaban un par de minutos para las dos, seguí el arranque del informativo de la televisión autonómica presentado por Maribel Vilaplana. Poco después, asistí con respeto y curiosidad al menú de noticias preparadas por el informativo territorial que presenta Ferrán Garrido, con la fórmula de entradillas en valenciano y contenidos en castellano.

Las imágenes de apertura de Canal 9 fueron para Cásper, un butronero de pro. Ay, esa querencia por los sucesos. La segunda noticia del sumario fue el besamanos dedicado a la Virgen de los Desamparados. Un acto que, pese a contar solamente con nueve años de historia, se ha convertido en tradición que mueve masas. Por su parte, Ferrán Garrido eligió como noticia de apertura la celebración del Día de los Museos y la jornada de puertas abiertas. A continuación, se centró en las concentraciones del movimiento 15-M.

Insisto en que mi comparación no tiene ninguna relevancia, más allá de la anécdota. Sirva, pues, como pequeñísimo ejemplo. Lo cierto es que las cuentas de las televisiones autonómicas, en general, parecen insostenibles. Constituyen una sangría para las administraciones públicas. A finales de los ochenta se perdió una gran oportunidad de desarrollar las desconexiones de la televisión pública, tanto da que se hubiesen llevado a cabo en La 1 que en La 2, integrando en ellas tanto los informativos como los programas regionales. No sólo no se hizo. Se dejó languidecer todo aquello, mientras se impulsaban unas autonómicas sin escatimar gastos. Y en ellas estamos.