Hace tiempo que dejé atrás la veintena, no llevo rastas y, afortunadamente, tengo trabajo. Sin embargo, yo también estoy indignadaÉ harta de que los bancos sean el motor de este capitalismo sangrante; de la preocupante naturalidad con la que se manejan conceptos como mercado, capital, crecimiento, consumo, crisis; de corrupciones y favoritismos; de sujetos imputados en listas electorales; de una clase política alejada del pueblo, competente sólo para robar y mentir; de un sistema económico que empobrece a millones de personas; de recortes y privatizacionesÉ Y, generalmente, la indignación conlleva reacción. Por ello, el domingo 15 de mayo decidí tomar la calle en Alicante, junto a cientos de ciudadanas y ciudadanos anónimos, bajo el lema "¡Democracia Real Ya! ¡No somos mercancía en manos de políticos y banqueros!".

Las convocatorias pacíficas, apartidistas y asindicales nacen y crecen en internet. Dada la confusión -¿intencionada?- que se está fomentando desde diversos medios de comunicación es preciso aclarar que:

1. Fueron miles las personas, de todas las edades, que decidieron manifestarse por toda la geografía española. Por ende, no estamos hablando de un grupo de jóvenes antisistema con ganas de armar bronca. Participamos mujeres y hombres de toda índole: hubo quien lo hacía a título personal; otras y otros pertenecían a plataformas, foros, blogs o páginas de redes sociales. Quizá convenga señalar que las protestas en la ciudad de Alicante finalizaron con dos lecturas: la de una carta enviada por el escritor y economista nonagenario José Luis Sampedro disculpándose por no haber podido acudir; y la del manifiesto de la plataforma Democracia Real Ya, realizada por una ciudadana cercana a los sesenta años.

2. En las concentraciones no se exhibieron símbolos de ningún partido político. Ahora bien, conviene dejar claro que no se trata de un movimiento apolítico que esté incitando al no voto o a la abstención. ¡Allá cada cual! Nos une la disconformidad con el actual sistema económico y político, con esta "dictadura partitocrática encabezada por las inamovibles siglas del "PPSOE". Nos dirigimos a la clase política para exigir cambios, transformaciones que han de empezar por ella misma. Viene al caso recordar al sociólogo alemán Max Weber quien, en su conferencia de 1918, Politik als Beruf (Política como profesión), define la política como "la aspiración a participar en el poder o a influir en su distribución". ¿Les suena?

3. La plataforma expresa su repulsa a cualquier tipo de violencia. Los individuos que aprovechan cualquier reunión para "montarla" no son bienvenidos. ¿Se dará el Estado por aludido? Volvamos a citar a Weber: "El Estado es una relación de dominación de personas sobre personas que se apoya en la violencia legítima como medio". Sobran las palabras.

4. Puede que estos movimientos se apaguen con la misma rapidez con la que surgieron. Puede, por el contrario, que estemos ante el embrión de algo impredecible. En cualquier caso, no soy una ilusa; no lo somos. Sabemos que, tras las elecciones del 22 de mayo, seguiremos sufriendo, en la Comunidad Valenciana, a Camps y a sus secuaces; sabemos que Rajoy y su partido se están frotando las manos; sabemos que el PSOE no reaccionaráÉ Pero también sabemos que otro mundo es posible. Spanish Revolution!