Finalizadas las elecciones municipales, y habiendo tomado posesión cada concejal de su acta, jurando o prometiendo en sede municipal el cargo, toca el turno, en elecciones indirectas, a las votaciones para elegir a los diputados provinciales distribuidos en partidos judiciales. Concejales de todas las localidades alicantinas acudirán, con consignas precisas y listas elaborados en sus respectivos partidos, a los diferentes partidos judiciales con el propósito de elegir a quienes les representarán en el palacio de la avenida de la Estación, para que éstos a su vez decidan que edil será el nuevo presidente de la Diputación Provincial.

Algunos escandalosos partidos se han jugado en los partidos judiciales. En el recuerdo la rebelión de los socialistas comandados por Mira-Perceval, que desoyendo instrucciones de la cúpula orgánica, dieron su voto a otros candidatos. Proceso que se repitió entre los representantes de la comarca de l'Alacantí del mismo partido con suspensiones de militancia de alcaldesas de tronío.

En esta ocasión el peligro de una insurrección se cierne sobre las filas populares ante la siempre dudosa candidatura de Joaquín Ripoll para presidir la Diputación. En el nido de la gaviota frente al Postiguet, las cosas siguen sin verse claras, sobre todo tras las escisiones de militantes considerados afectos al sector zaplanista o ripollista, como más gusten en denominar. Mal pintan las cosas para el candidato popular, si además algún que otro imputado opta por no acudir a su partido judicial por si al juez de guardia le diera por retenerle en sede judicial.