Tener dos obras declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad es algo de muy difícil consecución y para valorar enormemente en la medida de que se trata de dos distinciones de diferente modalidad: el Palmeral Histórico de Elche, declarado en noviembre de 2000 como Patrimonio Material de la Humanidad que reconoce la importancia paisajística de este bosque de palmeras integrado en la ciudad. Y el Misteri d´Elx, que está dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, habiendo sido proclamado el 18 de mayo de 2001, "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad".

El concepto Patrimonio Cultural, según fuentes de la Unesco, no se limita a monumentos y colecciones de objetos "sino que comprende también tradiciones heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a sus descendientes como pueden ser las tradiciones orales, ciertos rituales, las artes del espectáculo, y las técnicas relacionadas con la artesanía tradicional"... Esta es la diferencia existente para la designación de bien intangible o material.

Si esta distinción ha hecho posible una mayor promoción, en relación a su conocimiento, de nuestra obra maestra en el ámbito internacional, es un hecho que nos complace a los ilicitanos, pero más aún, saber que la intención de la Unesco es la de salvaguardar una tradición, que por su condición inmaterial podría peligrar al perder su continuidad. Así, en la actualidad, el Misteri d´Elx está protegido por las leyes de salvaguardia del patrimonio cultural de la Unesco, de la junta rectora del Misteri y, sin lugar a duda, por el pueblo de Elche, que es su mejor guardián, su apoyo y su principal difusor durante siglos.

Pero me causa estupor las declaraciones recientes de la tesorera de la junta del Patronato, María Dolores Asencio, al señalar que este año en el que se celebra el aniversario, no habrá representaciones extraordinarias en noviembre por falta de presupuesto, haciendo referencia a la escasez de subvenciones oficiales y a la magnificencia de donaciones empresariales. ¿Dependemos tan sólo de apoyos económicos eventuales de particulares?... La reacción a estas declaraciones por parte de la sabiduría popular es bien clara. Se duda de una gestión acertada del Patronato y por otra parte reivindican esa única fecha para las representaciones de origen que es agosto, independientemente de los "ensayos generales" ofrecidos al público previamente a esos días, y de la expansión de conciertos de la Capella organizados para su promoción y disfrute. Agosto, y sólo agosto, para las representaciones, dice la mayoría.

Pero como casi siempre, el Misteri es objeto de comentarios ajenos a su monumental belleza, a su prodigio musical, a su categoría como Obra Maestra del siglo XV que narra el drama de la Muerte y Asunción de María y que hoy, en la celebración del décimo aniversario de su declaración por la Unesco como Patrimonio Intangible de la Humanidad, no podemos obviar.

Si todas las artes debieran ser reunidas en obra alguna, es La Festa vértice y conjunción de todas ellas. Música, expresión corporal, fuerza interpretativa, carácter, espacio escénico ilimitado en el templo abarcando la verticalidad, belleza plástica, como si se tratara de una hermosa danza en la que todos nos sentimos integrados, belleza suprema también, en el canto compuesto por fragmentos monódicos y polifónicos que rayan en lo sublime; en definitiva, presencia del arte antiguo puro, enlazado con una auténtica representación de la estética actual.

Dice en su bellísimo cántico María, arrodillada sobre un lecho de velos blancos:

"Gran desig m'ha vengut al cor/ Del meu car Fill ple d'amor,/ Tan gran que no ho podría dir/ On, per remei, desig, morir".

Y de ahí parte todo, de su deseo por morir pronto y ver a su Hijo Amado.

Que así sucederá.