Les confieso que ésta es la campaña electoral más aburrida que me ha tocado cubrir en los muchísimos años que llevo dedicándome a esto. Posiblemente sea porque simplemente no está habiendo campaña. Y no lo digo sólo por lo que se palpa cuando sales a la calle, que es nada, sino también por la estrategia que se ha marcado un partido -el PP- interesado sólo en el día de la votación; y la incapacidad que está demostrando el PSPV-PSOE para suscitar el más mínimo interés en unos ciudadanos que andan preocupados por los problemas que de verdad les afectan y para los que no encuentran solución en las propuestas que les hacen las formaciones políticas que concurren a estos comicios. Porque una cosa es hablar del paro, que todos los partidos políticos lo hacen, principalmente para echarse las culpas unos a otros, y otra muy distinta poner sobre la mesa soluciones creíbles cuando estamos al borde de los cinco millones de desempleados. En estas circunstancias, los electores hacen lo único coherente que pueden hacer: pasar. Y, en segundo lugar, pensarse cómo expresan mejor su cabreo el 22-M, si votando contra el partido al que responsabilizan ahora de la mayoría de sus males o quedándose en casa para dejar patente con su abstención que los políticos no están ni mucho menos a la altura de las circunstancias. Pero hasta la resignación tiene un límite y ya están surgiendo voces que plantean canalizar la mala leche que llevamos muchos acumulando de un tiempo a esta parte por la inoperancia de nuestros representantes públicos para dar respuestas eficaces. Me estoy refiriendo, como bien habrán deducido, al movimiento «Democracia real ya», una plataforma ciudadana surgida en las redes sociales y que ha conseguido sacar a la calle el pasado domingo a miles de personas en las principales ciudadades de España, entre ellas Alicante, para expresar su indignación con las cosas que están ocurriendo y para dejar patente que empezamos a ser muchos los que no estamos dispuestos a seguir comulgando con ruedas de molino para cuadrarles las cuentas a los que nunca tienen problemas para llegar a fin de mes.