Parece que la dolencia que impidió al presidente Camps terminar "La Peregrina" mejora ostensiblemente, tanto es así que ha prometido durante un ágape de autocomplacencia en la Vega Baja, entre sus cohortes de siempre y nuevos vasallos de conveniencia, que si renueva la confianza de los ciudadanos recorrerá a pie la Comunidad. Vale como ejercicio de recuperación, vale como conocimiento del paisaje de las comarcas, vale como compromiso personal a cambio de una presidencia, pero mucho nos tememos que sea ejercicio en balde para vertebrar la Comunidad. Las vértebras autonómicas no parecen llevar el mismo camino que las de la columna de Camps.

Vertebrar es ante todo cohesionar, y nuestra Comunidad dista bastante de estar cohesionada social, política y financieramente. La hecatombe sufrida por las dos grandes cajas de la Comunidad, una navegando a la deriva por malquerida y otra fagocitada por Rato y Aguirre, como consecuencia de la pésima gestión de los representantes populares en los consejos y a la anuencia de los profesionales, debiera poner en entredicho cualquier discurso de Camps en contienda electoral.

Cuando únicamente hay partidismo, cuando se practica el nepotismo, cando se dilapida el erario público, cuando la corrupción se presenta como si de una nimiedad se tratara, y cuando ello y las peleas internas ocupan más tiempo que la gestión institucional, no hay estructuras que aguanten tal presión, ni por tanto consistencia que permita vislumbrar una vertebración de la Comunidad que la sitúe en positivo en primer plano de la política española.