No sé por qué me empeño tanto en hacer notar la insuficiente atención y reconocimiento que se dedica al sector turístico por parte de la administración y -por qué no decirlo- por parte de la sociedad en general. Nadie osará negar su peso y el papel decisivo que juega en nuestra economía, pero nadie tampoco intentará subvertir el orden establecido, por lo que así seguiremos de momento. Y, entonces, ¿por qué me repito tanto en la cuestión de la atención y el reconocimiento? Si sé que resulta inútil, ¿por qué tanta reiteración por mi parte? Pues, la verdad, no sé porque lo hago. A lo mejor se debe a un sentido de la reivindicación exagerado lo que me lleva a reclamar se le dedique una mayor consideración por parte de todos los que están fuera de él. No lo sé.

Por si acaso, hoy quiero lavar un poco mi imagen de "llorica" que a buen seguro ustedes me habrán asignado. Pero no crean que lo haré cambiando mi postura crítica por otra de carácter condescendiente. No, lo que voy a cambiar es la dirección de la reivindicación: si siempre voy clamando contra los de fuera, hoy quiero hacerlo contra nosotros mismos, los de dentro. Sí, porque el propio sector también es deficitario en apreciar y valorarse a sí mismo o a alguna de sus estructuras. Así que voy a "abroncar" al sector turístico por este defecto y a aplaudir a un importante servicio que cumple con su cometido callada y eficazmente y que debería ser reconocido -porque así lo merece- como el referente internacional que es. Lo tenemos tan cerca de todos, extendido por todo el territorio autonómico, es tan común que vergonzosamente no lo apreciamos en su justa medida. Se trata de la Red Tourist Info.

Para situar la cuestión, permítanme algunos datos que ayudarán a precisar el dimensionamiento de Tourist Info y así compartirán mejor mi admiración hacia la función que desarrolla en pro de la satisfacción de nuestros visitantes.

En primer lugar habría que valorar su dimensión: 200 oficinas extendidas por toda la geografía de la Comunitat Valenciana que son servidas por más de 400 informadores y que atienden la friolera de 3.000.000 de consultas anuales. El principal cometido de esta organización tiene carácter de servicio post venta ya que ayuda a perfeccionar el consumo de los productos turísticos adquiridos por el cliente, lo que redunda en un incremento de los índices de calidad percibida por ellos y, por tanto, eleva los niveles de fidelización de los mismos. Pocos servicios públicos, si exceptuamos los de carácter asistencial y educativo, alcanzan la extensión de esta red a nivel autonómico.

Otra circunstancia a tener en cuenta es la de su estructura orgánica y "modus operandi". Se trata de una aventura compartida generalmente -no siempre- entre la administración autonómica y los entes locales, con un funcionamiento uniforme, coordinado y unificado que al abarcar todo el territorio autonómico implicando a instituciones de diversas sensibilidades ideológicas, genera unos efectos vertebradores como pocas organizaciones pueden aportar a la reafirmación del hecho autonómico valenciano.

En este mismo orden habría que considerar la preparación que aporta a un contingente de más de 400 empleados que se especializan en turismo y que bien pueden constituir la auténtica cantera de la cual extraer los futuros responsables del sector, tanto para el ámbito público como para el privado. ¿Quién mejor preparado que aquel que posee experiencia en el trato directo con el turista para poder asesorar sobre turismo? Bueno, de hecho esta cuestión ya viene experimentándose desde hace tiempo y podríamos asegurar -yo desde luego así lo sostengo- que los mejores servidores públicos del sector se han curtido previamente en una oficina de información turística.

Y, si la red Tourist Info posee tantos valores, ¿de qué se queja este ahora?, dirán ustedes. Pues otra vez de lo mismo: de que nosotros mismos, el propio sector, los más interesados, los responsables, no valoremos en lo justo lo que aporta, que no saquemos aún mayor provecho de su existencia. En los servicios públicos de turismo, en los ayuntamientos, la parte que se dedica a la promoción y organización de eventos de comunicación no escatima en gastos, dispone de los mejores medios, en algunos casos hasta podríamos calificarlos de auténtico despilfarro (reparen en las injustificadas actuaciones que algunos ayuntamientos llevan a cabo en Fitur), mientras que su oficina de información turística carece de los impresos más elementales y a sus empleados se les cae la cara de vergüenza cuando no disponen de un simple plano del pueblo para ofrecer a los visitantes. Está la informática, eso sí, pero el público que se acerca a estas oficinas sigue necesitando un papel impreso con sus rayas, sus letras y sus estampas. Y eso hay que proveerlo. De eso me quejo y a la vez entono el "mea culpa" por no haber despilfarrado un poquito en este departamento cuando tuve responsabilidades y atribuciones para hacerlo.

Desde esta perspectiva quiero reclamar para las oficinas de información turística mucha más atención por parte de los responsables municipales de turismo. Estas oficinas son para millones de turistas la única cara que conocen de la administración mientas se encuentran entre nosotros. Podemos estar tranquilos porque estamos en buenas manos. El invento funciona y hay que dejar constancia de ello.