Los programas electorales de los partidos políticos no se los lee ni el Pato Donald. Estoy convencido -sé- que la gran mayoría de los integrantes de las listas electorales de las candidaturas de la semana que viene, no han leído el programa de su propio partido. De su propia lista. Porque lo que ocurre, y es síntoma de flojera intelectual, es que los clichés y los eslóganes barateros son los que funcionan. Hay una avalancha de frases manidas y retóricas por la que todas las candidaturas locales "van a crear empleo". Pero, ¿cómo? ¿Qué van a venir los Reyes Magos en pleno mes de mayo?

A mí lo que me interesa ahora es mi pueblo y mi Comunidad. Habrá gente que vote contra Zapatero. Que hagan lo que les dé la gana, que eso es democracia. Pero yo soy de los que más ha rajado del Bambi ZP que saldrá por piernas cuando toque. Pero a mí me cabrea que me traigan al tonto de ZP, para decirme que vote a uno que no sea de Zapatero en Valencia. Pues claro que yo no voy a votar al peor Presidente del Gobierno de España en nuestra reciente era democrática. Pero ahora no nos jugamos eso. Nos jugamos elegir a nuestros alcaldes, y a nuestros responsables autonómicos. Y yo le tengo más ganas que ustedes al lelo de ZP, pero lelos hay en el PP también.

Un día los ayuntamientos no van a poder pagar nada. Ya algunos no pueden pagar la luz, la basura y otros menesteres y, entonces, harán como las familias; se ajustarán el cinturón. Pensarán, por ejemplo, en compartir servicios de policía y basuras entre Elda y Petrer. Lo mismo que entre Alicante y San Vicente que están unidos como dos siamesas. Y dejarán de construir palacios innecesarios cuando una localidad ya tiene. Y pensarán en un desarrollo verde de todo el Vinalopó desde el norte al sur; para que los ciudadanos tengan un pulmón verde de más de 40 kilómetros. Y celebrarán una campaña electoral de una semana, que ya está bien de gastar dos semanas. Si a la gente nos tenéis hartos en unos días. Y no habrá jornada de reflexión, que es absurda. Usted pida al voto hasta el último día, y lleve cuidado porque algún votante le puede mandar a freír espárragos, como mínimo. Aunque los políticos de nueva hornada tienen pavor a enfrentarse al populacho. Prefieren mini mítines organizados con borregos adeptos. ¡Coño!, salid a la calle a escuchar al gentío que está hasta los mismísimos de que digáis sandeces, repartáis bocatas malos y camisetas o bolis de China.

Ideas buenas pueden haber, pero no las escucho. Por ejemplo, me gustaría que alguien dijese que va a cerrar todas las oficinas de la Comunidad Valenciana -las llaman embajadas- repartidas por el mundo. Interesante sería escuchar, a los candidatos a alcaldes, decir que van a cerrar todos los medios de radio, televisión y periódicos municipales. Que ya está bien de colocar a los amiguetes y de producir información abyecta y casposa. Cerrad Canal 9, "si us plau". Otra idea sería eliminar todas las dedicaciones de los concejales que estén en la oposición, y restringir las dedicaciones de los que gobiernen, según necesidades del municipio, no según las necesidades del partido. Les regalo otra idea; prohibido endeudarse. Se gasta lo que se ingresa, y punto y pelota. Porque así se consiguen bajar los impuestos a empresas, y a ciudadanos, que están hasta la coronilla de pagar despilfarros y deudas bancarias.

Pero tengo la sensación, y es por lo que dicen en la prensa -ya que no me he leído ningún programa electoral, ni falta que me hace- que están los políticos jugando a "ver quién la tiene más grande". La razón, no la cosa sexual. No se me mal interprete. A ver quién hace el centro comercial más grande, cuando la gente no tiene ni para ir al cine. A ver quién hace más auditorios o centros de congresos, que vamos a tener la provincia más congresual del mundo. A ver, en definitiva, quién dice las cosas que la gente -hartita de tanto mensaje mentiroso e irreal- se pueda creer. No es ésta una campaña de ideas políticas, porque ya quedan muy pocos políticos en el sentido filosófico del término. Es la campaña del "quítate tú, que me toca a mí". O la de "vótame contra el otro". Las verdaderas ideas están caras, porque hay que pensar, no rebuznar.