Los ciudadanos estamos convocados el 22 de mayo para elegir a nuestros representantes en los ayuntamientos y, en la caso de la Comunidad Valenciana, las Cortes. Durante dos semanas y pico somos el oscuro objeto de deseo de los aspirantes a cargo público, que, con tal de conseguir nuestro apoyo, son capaces, como muy bien estarán comprobando todos ustedes, de prometernos el oro y el moro. Ni el fuerte endeudamiento, ni las limitaciones de gasto que nos vienen impuestas nada más y nada menos que desde la mismísima Unión Europea son obstáculos para que Camps, nuestro actual presidente, vaya anunciando por ahí una lluvia de inversiones y proyectos, a las que los socialistas, para no quedarse atrás, han respondido con otra catarata de millones, como los setecientos y pico que se ha comprometido a gastar la candidata a la alcaldía de Alicante, Elena Martín, en el desarrollo de los barrios de la capital de la provincia. Un servidor duda mucho de que durante los próximos cuatro años podamos hacer otra cosa que pagar lo que debemos y darnos con un canto en los dientes si no nos suben los impuestos y nos recortan servicios, pero como no quiero que me acusen de derrotista estoy dispuesto a darles un voto de confianza si ellos a cambio se comprometen a devolvérmelo si no cumplen sus promesas. Ellos gobiernan y yo dejo de sentirme cautivo y desarmado durante cuatro años.