Han pasado cuatro años desde que iniciamos la andadura como concejales de Los Verdes en Torrevieja. Hemos intentado trabajar lo mejor que hemos sabido y podido desde la posición en la que nos situaron los ciudadanos a través de su voto, desde la bancada de la oposición. Cuando los votantes deciden que no puedes gobernar tienes que priorizar una labor tan importante como la del trabajo de gestión y la toma de decisiones: tienes que fiscalizar y controlar aquella gestión y aquellas decisiones de los que sí gobiernan, porque el dinero y el patrimonio de todos, empezando por nuestro esquilmado territorio, no ha sido regalado a nadie, por mucho apoyo electoral que se pueda tener. Pese a los errores que hayamos podido cometer y de los que pedimos disculpas, pensamos que hemos cumplido con creces esa labor de control y fiscalización y muchos de vosotros así nos lo habéis transmitido. Fiscalizar y controlar, y hacerlo con un mínimo de rigor, exige estudiar y documentarse, tramitar consultas y dirigirse a instituciones y particulares, teniéndote que desplazar, muchas veces, fuera de la ciudad. Fiscalizar y controlar, con un mínimo de rigor, exige trabajo y tiempo (muchas veces dinero) y, pese a que ninguno de nosotros vive de la política y hemos continuado en nuestros respectivos puestos de trabajo como asalariados, no podrá nunca decirse que hemos eludido nuestra responsabilidad, ya sea por pasividad o por miedo al poder, viniera de donde viniera.

De esta manera nos hemos quedado solos en el proceso judicial contra el alcalde por la compraventa millonaria de fincas de Almoradí, en el escándalo de las obras del sobreático de la familia del que fuera concejal de Hacienda del PP, en las denuncias por irregularidades urbanísticas de grupos inmobiliarios, en las irregularidades en la actuación de algunos mandos de la Policía o en el caso de las supuestas torturas. Asimismo, desenmascaramos la irregular concesión de la contrata de la basura, de la Plasa, del Paseo Juan Aparicio, del nuevo Teatro y el pelotazo del Pascual Flores, etc.

Pero no hemos trabajado sólo en esa dirección. En ningún momento hemos olvidado que aquellos que votaron a LV votaron un programa, un compromiso transformador y distinto. Ese compromiso y el proyecto que lo sostiene, es la consecuencia del incontenible proceso de superpoblación y de la extensión de la economía capitalista por todo el planeta en los últimos decenios del siglo XX y el siglo actual, que ha venido a bautizarse como globalización. Los Verdes pensamos, siguiendo el lema ecologista "piensa globalmente, actúa localmente" que ese capitalismo global y ciego, nuestros propios prejuicios y muchas tradiciones de efectos perversos para las comunidades humanas y el conjunto de nuestro planeta pueden y deben ser frenados desde nuestras labores más cotidianas, en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestra ciudad. De esta manera, os tenemos que decir que hemos defendido nuestro programa perseverante y machaconamente: hemos presentado a pleno u otras instancias más de 1.600 peticiones, mociones, proposiciones, preguntas y consultas, además de casi 200 iniciativas ante distintos organismos e instituciones, destacando por su importancia las presentadas ante la UE, el Defensor del Pueblo, ministerios, consellerias y Fiscalía Anticorrupción. A todo esto hay que añadir cientos de actuaciones tramitadas a petición de colectivos vecinales y particulares. También hemos conseguido que, al menos, el Ayuntamiento asumiera compromisos a medio y largo plazo, aunque seamos conscientes de que cualquier compromiso sin una firme voluntad de llevarlo adelante no deja de ser una pose, mera imagen, una impostura.

Hoy, cuando estamos a las puertas de una nueva cita electoral, nos queremos despedir de todos vosotros con un hasta luego. No os vamos a pedir nada, salvo memoria. Recordad aquella frase de Santayana que tendría que repetirse en las escuelas: Aquél que olvida su pasado esta condenado a repetirlo.