Se acercan las próximas elecciones municipales y autonómicas y muchos ciudadanos ya estarán pensando qué votar, qué no votar o si es que merece la pena votar. Volverán ahora los pensamientos comunes de que "todos los políticos son iguales", "van todos a lo suyo", "total, ¿para qué?, si a mí me va igual". Son unos pensamientos que uno ha oído infinidad de veces, aunque con la campaña electoral y las promesas electorales se reproducen y parece que hasta se refuerzan.

Pero yo me niego a aceptarlos, si algunos dicen que están inmunizados contra la política, yo ya estoy inmunizado contra estas actitudes y pensamientos. Hay que decidir, escoger, y en la elección darse cuenta de la diferencia. Y en lo que nos jugamos el próximo 22 de mayo, la gestión de nuestros municipios, la administración más cercana al ciudadano, y el gobierno autonómico, con tantas competencias transferidas que nos afectan directamente, no podemos ser indiferentes. Mi opinión es que no es lo mismo: ahora los ciudadanos tendrán que decidir. Yo creo que no es lo mismo un gobierno que crea en la sanidad y la educación como servicios públicos, que otro que los entienda como un negocio privado. No es lo mismo los gobiernos del Gürtel y el despilfarro en grandes eventos, que el progreso de Castilla-La Mancha y Extremadura con una sanidad y educación pública que son la envidia del resto de España. No es lo mismo promover las escuelas infantiles y los colegios que asfixiar económicamente a las universidades y pagar con retraso a los profesores. No es lo mismo atender y preocuparse de nuestros mayores, que no prestar los servicios que obliga la Ley de la Dependencia. No es lo mismo un gobierno que otro.

No es lo mismo el derroche de Gallardón en Madrid y la deuda de su Ayuntamiento, que la propuesta de ciudad sostenible y de rehabilitación de barrios que ha hecho Lissaveztky. No es lo mismo la buena gestión del municipio que el populismo. No es lo mismo trabajar para la ciudad que la ciudad trabaje para ti. No es lo mismo mantener la ciudad limpia, que hacer negocio con las basuras. No es lo mismo el urbanismo sostenible y ordenado que el urbanismo de la especulación. No es lo mismo promover el turismo que la ciudad caiga en el olvido. No es lo mismo cumplir las promesas que no cumplir el 80% del programa electoral. No es lo mismo un alcalde socialista que uno de derechas.

Así que ya lo habrán adivinado, mi canción para la campaña de estas elecciones es la de Alejandro Sanz, No es lo mismo: "Vale, que a lo mejor lo merecemos, bueno, pero la voz no la vendemos, ¡puerta! Y lo que opinen de nosotros: léeme los labios, yo no estoy en venta".