Algunos soldados de élite estadounidenses (y quizá del resto del mundo, no lo sé) tienen una forma de vida muy curiosa, pues no existen. Nunca se nos habría ocurrido la no existencia como una forma de vida, pero parece que sí, que se puede no existir y respirar al mismo tiempo. Estos soldados, entre los que se encuentra el que mató a Bin Laden, reciben una formación especial inexistente y cobran sueldos que no se reflejan en ninguna contabilidad. Obama ha condecorado o está a punto de condecorar a este comando oscuro con una distinción secreta, una distinción que en cierto modo no es una distinción, una medalla que no es una medalla, un trofeo que no es un trofeo. El asunto es muy sugerente, pues nos habla de una forma de éxito sin éxito. Los SEAL (tal es el nombre de esta unidad de élite) no podrán contar ni a sus hijos nunca lo que han hecho.

Llevemos esta curiosa fórmula a otros terrenos. ¿Se podría, por ejemplo, ser Belén Esteban sin necesidad de ser Belén Esteban? Hemos elegido a esta mujer como modelo de fama superlativo que muchos ciudadanos envidian. Naturalmente, no hay sitio para siete belenes esteban en Tele 5 ni en cualquier otro canal, lo que desde alguna perspectiva resulta muy frustrante. Si el modelo de éxito contemporáneo es la presencia televisiva a tope, condenamos a la inmensa mayoría de los contribuyentes a un estado permanente de frustración, sin paliativos. ¿Pero y si diéramos con la fórmula de ser Belén Esteban sin necesidad de ser Belén Esteban al modo en que los SEAL son héroes sin necesidad de ser héroes?

Imaginemos una Belén Esteban oscura, oculta, cuya vida estuviera marcada por una audiencia televisiva inversa. Cero audiencia, nadie sabe nada de ella, nadie la conoce del mismo modo que nadie conoce al célebre soldado que disparó contra Bin Laden. La tecnología inventada para usos militares llega con frecuencia a la vida cotidiana para solucionarnos los problemas diarios. El bolígrafo o el microondas, aparatos sin los que ya no podríamos vivir, proceden de la investigación castrense. ¿Por qué no intentar llevar ahora a la vida civil esta forma de fama sin fama de la que disfrutan los componentes de los SEAL? Solo es una idea.