Quisiera presentar este nuevo vocablo que lo podíamos definir como el aprender a emprender en las propias organizaciones donde trabajamos. El aprendizaje del aprender a emprender es difícil, porque es una actitud de las personas ante el mundo y su entorno, cuando este entorno es el puesto de trabajo cotidiano, siendo empleado, las dificultades son enormes, como más adelante concretaré.

Hoy en día en las escuelas ya sean de formación profesional, escuelas técnicas, o facultades universitarias, no se estudia la asignatura de aprender a emprender, por eso no salen demasiados emprendedores que quieran formar su propia empresa del caudal de egresados de estos centros de formación reglada.

Y si recién salidos de estos centros de formación se incorporan a organizaciones públicas o privadas existentes, no tienen ninguna actitud de emprender y si la tienen y proponen acciones de emprender dentro, sus jefes y compañeros inmediatamente se la quitan desde el momento que pasan el umbral de la empresa, fábrica u organización. El ambiente, el entorno, les quita de la cabeza cualquier idea de cambio ante los hechos que ven con su propia opinión y formación quisieran, aunque sea proponer, que se cambiase. Porque cualquier cambio de rutina en las organizaciones es difícilmente admitido por aquellas personas o grupos apegados a lo establecido.

En estos momentos las diferentes administraciones públicas comenzando desde la Unión Europea se están dando cuenta que emprender y que la "vocación de persona emprendedora" es un bien, es un activo, de gran valor para el desarrollo de nuestras organizaciones. En los dos sentidos tanto para desarrollar nuevas opciones y nuevos centros de negocio, pero sobre todo lo que quiero manifestar es el gran valor oculto que es tener personas emprendedoras en una organización, la nuestra, para el desarrollo, la sostenibilidad y el progreso de la misma.

La persona "intraprendedora" es un bien, si la organización sabe descubrirla, ayudar, potenciar, y respetar. Porque normalmente los emprendedores dentro de las organizaciones son personas, por lo menos incomodas porque a nadie le es cómodo el cambio, estamos mejor en las rutinas diarias que acompañan generalmente el trabajo organizado.

Volviendo a la palabra "intraprender" está compuesta por el prefijo intra en el sentido de dentro de, prender de tomar y el conjunto ap nos indica aprender. No hay forma de emprender sino hemos aprendido, es decir si no tenemos conocimiento previo. Entonces esta palabra indica que dentro de las organizaciones, es necesario aprender para impulsar el emprender, para un desarrollo económico y social basado en el conocimiento.

Por otra parte, cogiendo los idiomas próximos, que más han desarrollado la aplicación del conocimiento hasta hoy, la estructura de sus palabras sinónimas es similar ya que en francés es intrapreneuriat y en inglés es intrapreneurship por lo tanto en castellano la forma más parecida es "intraprenariado".

La primera vez que se emplea esta palabra es en un artículo aparecido en 1999, escrito por P. Sharma y J.J.Chrisman donde define el "intraprenariado" como el proceso por el cual un individuo en asociación con una organización existente, crea una nueva organización o genera la renovación o la innovación en el seno de esta organización.

El "intraprendedor" es un oficio muy duro porque tiene que luchar contra el sistema desde dentro y como he indicado al principio, es temido por sus jefes, envidiado por sus compañeros y en general es denostado por toda la organización, ya que todo el mundo piensa que no hace sus propuestas por bien de la comunidad, sino por su propio interés.

Es este punto muy importante que las personas que tienen poder en las organizaciones descubran alienten y den medios a la persona "intraprendedora" porque en estos momentos difíciles pueden ser la salvación de la organización. El periódico y la tele nos pone siempre las malas noticias económicas financieras y sociales, el descubrir en nuestra propia organización a la persona emprendedora, leal a la empresa, tiene un valor tan grande, pues en nuestra pequeñas organizaciones alguien da el grito de no resignarse ante la situación de hoy en día.

Salvemos a la persona intraprendedora porque es una "rara avis" a la que debemos proteger, ya que puede salvar nuestra organización y nuestros puestos de trabajo.