Estamos verdaderamente consternados por lo que acontece a la agricultura, asunto que se viene arrastrando años atrás y, por lo que se intuye, continuará en el futuro.

No pasa día en que no leamos titulares alarmantes para el sector: "Temporada catastrófica para los productores de la Comunidad". "Los precios de los cítricos, aún más bajos". "El sector citrícola abandona 7.000 hectáreas por falta de rentabilidad", esto es en 2011. Pero es que rememorando titulares de mayo de 2009, nos encontramos con: "La Vega Baja arranca 5.000 hectáreas de cítricos. La causa no es otra que los bajos precios que alcanzan los limones y las naranjas".

Lástima que un manjar de estas características no sea promocionado en proporción a las ventajas para la salud y por qué no decirlo, para el bolsillo del citricultor. No sabemos la razón, pero desde siempre se ha argumentado: "si este manjar cayese en manos de holandeses o japoneses, un kilo de limones o naranjas valdría mil pesetas". Cabe preguntarnos qué tendrán ellos que no tengamos los españoles.

Pues bien, en cuanto a precios de "jugo de limón, jugo de bendición": Si en abril de 2009 fueron 6/7 céntimos de euro (10/11 pesetas) en el árbol de limón fino primafiori, -mismo precio que en el año 1965-, en abril de 2011 se cotiza a 4/5 céntimos de euro (6/8 pesetas) el kilo sobre árbol -mismo precio año 1957-. Conclusión: Batimos el récord de precio ruinoso.

Mientras tanto, por qué no decirlo, en el súper o híper un kilo de limón primafiori a granel cuesta 1,19 euros (200 pesetas) el kilo. Claro está, estos precios lo que consiguen es ahuyentar el consumo. Igualmente el agricultor, al no hallar rentabilidad, desiste de cultivar.

Ante tan abismal diferencia de precio, desde el árbol al consumo, no entendemos cómo los gobiernos, tanto el autonómico como el central, no ponen veto a este abuso.

Así, cada día observamos cantidad de tierras abandonadas. Y piensa el agricultor: para qué voy a invertir en agua, fertilizantes, fitosanitarios, si lo que pongo es lo que pierdo. Reiteramos: Ante este desastre citrícola ¿qué hacen los gestores políticos? ¡Ah sí! en cuanto tomaron posesión de sus cargos, a los del Gobierno central les faltó tiempo para borrar de un plumazo el Ministerio de Agricultura. Gesto que imitó Esperanza Aguirre.

Pero esto lo arregla el señor Zapatero en un abrir y cerrar de ojos. Por obra y gracia de los 9.500 millones de euros que trae de China para ayudar a las cajas, no a las empresas, ni a la agricultura. Luego las cajas prestarán parte de esos millones al empresariado español, a unos precios de aquí te espero y tema resuelto. Hombre, también colaborará en algo el presidente Camps -no CAM-. Sabido es que tiempo atrás viajó a EEUU para vender productos de está su Comunidad, haciendo hincapié en juguetes y zapatos. ¡Ah! pero los juguetes y zapatos ¿no son chinos? Bueno, aprovecharía para ofrecer productos citrícolas ¿o no? Cualquiera sabe. La realidad es que han pasado algunos años y del resultado de su gestión nunca más se supo.

Con todo y con eso. Menos mal que nuestra alcaldesa, la de Orihuela, nos obsequió el otro día con un importante proyecto. La creación de una Denominación de Origen (DO) para los limones y naranjas de Orihuela. De reconocido prestigio mundial. Un diez para la susodicha. Ahora bien, una cosa es proyectar y otra llevar a feliz término lo proyectado. Por esto, la nota la condicionamos a su realización. En cuanto a los 9.500 millones, observamos que nuestro amigo Ramón ha quedado algo perplejo ya que ha leído: "El fondo chino corrige al Gobierno español y niega su inversión de 9.500 millones en las cajas" ¿En qué quedamos señor Zapatero? Vaya ridículo. Como que les ha faltado tiempo a los chinos para desmentir posturas. Además, amigo Ramón, si aquello tuviese el mínimo atisbo de certeza -ya han dicho los chinos que nanay-, en la agricultura no invertirían ni un céntimo.