Escribo estas líneas desde un aeropuerto, a punto de viajar a Nueva York para mis próximos conciertos, pensando en esta profesión mía.... mis sueños pasados, mi realidad, la de mi gente, la de mi entorno....

Soy músico, director de orquesta, empecé profesionalmente en esto de la música hace ya muchos años, 25 para ser exactos. No puedo olvidar decir que nací en Altea, en Alicante, y que para dedicarme a esto marché fuera de España, y de Europa, donde he vivido más de 20 años..... siempre con la ilusión de acercarme a mi tierra de vez en cuando....

Estos últimos años están siendo duros para la cultura, muy duros... Junto a las exhibiciones de grandeza, muchas veces vacías de contenido y en forma de ladrillo, que hacen de vez en cuando nuestras instituciones y nuestros políticos, se vive una realidad diaria donde es de verdad muy difícil construir una estabilidad mínima para los muchos profesionales que se dedican a nuestro sector.

Han sido muchos los proyectos que he tenido la suerte de compartir, incluso, de liderar.... Han sido muchas las veces que he necesitado el apoyo de otra gente que compartiera mis deseos.... y he de decir que me siento muy afortunado.

Dirijo desde 2004 una orquesta de jóvenes de todo el mundo, "The World Orchestra". Algunos de vosotros nos habréis visto en concierto, es una formación con una energía tremenda, un proyecto solidario e internacional que me mantiene ilusionado... menos mal, porque la verdad es que a veces, las dificultades del camino hacen que nos cuestionemos la esencia de nuestro espíritu.

Estos días leo en la prensa infinidad de artículos sobre nuestra economía, nuestro sistema financiero, nuestras cajas, nuestros bancos... me cabrea ver cómo la especulación nos desequilibra y hace cada vez más débiles los sectores más frágiles de nuestra sociedad. Escucho en otros países comentarios frívolos sobre España y los españoles, resultado sólo de una indiscutible manipulación informativa. ¡Parece que de hoy a mañana dejamos de ser de fiar!

Esta mañana me llega un mensaje de correo sobre la realidad que parece que está viviendo la Caja de Ahorros del Mediterráneo. La CAM, mi caja, y no puedo más que ser justo y contarles mi experiencia. Para mí, para miles de músicos de nuestra región y del mundo entero, su apoyo y compromiso durante los últimos años sigue siendo indiscutible. Gracias a su Obra Social, la Obra Social CAM, tengo la oportunidad de ofrecer becas a nuestros jóvenes estudiantes y ayudar económicamente a otros que no pueden hacer frente ni siquiera a sus viajes de avión; sus ayudas nos permiten apoyar a las familias de los que no pueden comprar un instrumento para sus conciertos... Me permite a lo largo de estos años acercar a España, y a Alicante, la energía y la calidad de esa formación de músicos internacionales y solidarios, cuyo único beneficio es el placer de compartir emoción, cultura. Me permite incluso que gente de muchos otros países escuche los sonidos de nuestros creadores.

Me daba cuenta en este análisis que en infinidad de otras formaciones y teatros donde trabajo habitualmente como invitado encuentro los logos de la Obra Social.

Veo en otros entornos, hablando con directores de cine para quienes escribo bandas sonoras, con amigos profesionales del deporte, de la educación... Todos, parece que somos muchos, los que somos conscientes del motor que es y debe seguir siendo para la sociedad valenciana y española, el reparto de recursos solidarios de la Obra Social CAM.

¿Se han parado a pensar lo que significa para una sociedad como la nuestra, que se desestructure hasta tal punto el sistema de reparto de recursos sociales y se plantee de nuevo como único valor "fiable" la acumulación de capital?

¿Pero no habíamos ya concluido que esto es JUSTAMENTE lo que NO queremos?¿Se han dado cuenta el efecto a corto plazo que esto tiene, más aún en una época en la que las necesidades de los sectores desfavorecidos son cada vez mayores? ¿Saben cuantos centros de mayores, escuelas, centros sociales, salas de conciertos, teatros, centros de salud, etc... dependen de esas ayudas?

Soy músico por vocación, tengo la suerte de dedicarme profesionalmente a mi vocación, y no puedo ahora más que ser justo y agradecer públicamente, el pilar indiscutible que vivo en mis carnes, y les aseguro que no sólo financieramente, desde la Obra Social de la CAM. Su fuerza no está únicamente en dar mucho, sino en estar siempre ahí, poco a poco, cada vez.

Desde mi punto de vista, esa es la clave del desarrollo social y cultural, la continuidad y el criterio.

Confío de verdad que sabremos reenfocar este debate público, sepamos ver más allá y no rompamos nuestras estructuras sociales hasta extremos irrecuperables. Se tarda muchos años en construir de nuevo.

Sueño con que un día, las necesidades sociales, de sanidad, culturales, se comprendan siempre indiscutibles para la salud de nuestras ciudades y sus ciudadanos, para su crecimiento y convivencia pacifica. Sueño con que ninguna valoración bursátil pueda romper así de fácil los pequeños valores de cada día... la verdad, me ofende la situación que vivimos. Nos queda el derecho a soñar... ese bien, no nos lo quita nadie. De momento, gracias CAM.