El último libro de Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, está siendo un gran éxito: ya se han vendido millones de copias en Francia y España. Hessel, judío francés de 93 años, que fue miembro de la resistencia contra los nazis, nos anima a la indignación política y a la resistencia pacífica. Desde un opúsculo de 60 páginas, prologado por el siempre lúcido José Luis Sampedro (quien también ha vivido 94 primaveras), Hessel nos habla de su indignación ante la política actual. También nos relata sus indignaciones de toda la vida, por ejemplo, nos habla de su apoyo al pueblo palestino. Pero nos dice que la indignación puede extenderse a cualquier motivo político. La "indiferencia es la peor de las actitudes" escribe, y lanza su mensaje directamente a los jóvenes.

Cada uno puede tener su propia indignación (a mi por ejemplo me indigna mucho la situación política y humanitaria del Sáhara). Pero es hora de indignarnos ante lo más cercano. Juan Ramón Gil, citaba en su última editorial en este periódico este libro para contraponer el mensaje de Hessel, a la situación de "resignación política" vivida en la Comunidad Valenciana. Las listas valencianas del PP, aceptadas por Rajoy, con tres imputados y seis implicados en casos de corrupción (Gürtel y Brugal) son el ejemplo de una resignación vergonzosa. No es el único caso, pues en toda España (abarca casi todos los partidos políticos) hay en torno a un centenar de imputados en las listas para las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo.

Uno es libre de tomar su propia actitud, pero yo me indigno. Me indigno ante la corrupción, de uno y otro signo, y me indigno sobre todo ante la pasividad y tolerancia de algunos de nuestros líderes políticos que con tal de recoger votos, aceptan imputados en sus listas. Podemos decir que la política está devaluada, pero es que a veces dejamos que se devalúe. Y para conseguir que la política recupere su valor, tenemos que empezar por la indignación de la ciudadanía. No podemos aceptar que nos cuelen una colección de imputados en una lista política. Ya sabemos que un imputado no está todavía condenado, y al final la justicia condenará o exculpará. Pero de momento se van a sentar en el banquillo, y hay pruebas o indicios, así que para curarnos todos en salud, que no se presenten a las elecciones.

Parece claro que hace falta regenerar la política, pero para ello los ciudadanos deben, en la medida de sus posibilidades, tomar parte en ella. De otro modo los políticos seguirán haciendo de la política su pequeño cortijo, donde tratarán de hacer lo que a ellos les convenga y no lo que el ciudadano necesite.

Tomar partido, y ser críticos, en nuestras asociaciones de vecinos, sindicatos o partidos políticos (cualquiera de estos espacios es hacer política). Yo comenzaría, ante la situación que tenemos por hacer una propuesta: exigir listas abiertas en todos los partidos políticos. Las listas abiertas puede que tengan sus inconvenientes, pero serían un excelente instrumento para evitar los coladeros para la corrupción en el que se han convertido las listas actuales.

Termino recomendando a todos, sobre todo a los más jóvenes que se lean el libro de Hessel (sólo cuesta 5 euros) y que se indignen, aunque sea sólo un poco. No puede ser que un anciano de 93 años y otro de 94 se indignen y el resto de la ciudadanía se resigne: ¡Indignaos!