El todavía inquilino de la Moncloa asegura que hará campaña explicando por qué hemos salido de la crisis. ¿En qué parte del mundo piensa empadronarse este hombre para hacerla? Tampoco es necesario que se vaya tan lejos, por Dios. Aunque, claro, mirando a algunos de los elementos cercanos, Nueva Zelanda queda ahí al lado. El primero en destacarse sobre el resto ha sido, cómo no, Pepe Bono. El siempre leal presi de la Cámara Baja ha corrido a desvelar que el amigo al que Zapatero le había contado su secreto era él. Con amigos de ese perfil, el ínclito no necesita enemigos. Pero que no sufra por eso, que los tiene. Los que se quieren como entrañables amiguitos del alma no hace falta decir quiénes son. Ahí tienen a una parte considerable de la plana mayor del vigente campeón autonómico, camino de hacerse con el gran premio que otorga Anticorrupción mientras que el presi de la Dipu del Sur corre frente a la poli para no quedarse descolgado del grupo, aportando de ese modo su granito de arena y dejando a un lado las diferencias. Mayor muestra de solidaridad no cabe. El espectáculo es de los que hacen época. Llevamos meses asistiendo al recital. Las salidas que se buscan además no dejan de ser sublimes. Una finta por aquí y, otra finta, por allá. Cuando no es uno, es otro el que entra en juego y, sin embargo, nadie parece cansarse. Todo lo contrario: agotan al más pintado. Muchos aseguran de hecho que, con todo este despliegue de habilidades sumarias, el público se ha acostumbrado ya a semejante exhibición. Y quien dice el público, dice Rajoy. Es que para los diarios deportivos ca- talanes es muy fácil titular lo ocurrido. Todo se reduce a una imagen de Piqué, otra de Preciado y una palabra sobre cada una de ellas: "Waka, waka". Pero, los regis- tros alcanzados por la cantinela que nos ocupa, no hay discográfica que los resista.