La supresión del mitin del PSOE en Vista Alegre, que debía ser el arranque pre-electoral ante las autonómicas y municipales de mayo, ha añadido incertidumbre en el partido gubernamental y ha aumentado las especulaciones de que Zapatero anuncie su renuncia como candidato a la presidencia del Gobierno. Es otra muestra de que el ciclo iniciado por ZP, hace siete años, llega a su fin. Pero, en el caso de las siglas que representa, parece haber algo más.

Un destacado columnista lamentaba que, al recomendar Zapatero a sus líderes territoriales que se centraran en resaltar el balance de su gestión, el PSOE apuntaba una carencia de proyecto global, que enseñara a los deprimidos ciudadanos españoles hacia dónde ir (y cómo). No es un problema que afecte sólo al PSOE, sino a toda la socialdemocracia occidental, aquejada de aluminosis en un edificio que debía impulsar la transformación hacia sociedades más "justas e igualitarias". Basta ver dos ejemplos recientes en Europa.

Irlanda. Un país en bancarrota, sometido al tutelaje de la UE desde noviembre, propina un castigo histórico al "partido gobernante de toda la vida" (el Fianna Fáil, de centro-derecha) y lo sustituye porÉ otra formación de centro-derecha (Fine Gael), con el laborismo de complemento. Más alarmantes son los resultados de la última encuesta sobre las presidenciales en Francia (previstas para 2012): pese al desgaste de Nicolas Sarkozy, la mayor intención de voto en primera vuelta se concentra en la ultraderechista Marine Le Pen y no en los socialistasÉ gracias al apoyo de ex votantes comunistas.

Ante el mundo que viene en los próximos años, con escasez de ingresos, disminución de prestaciones sociales y menor peso del Estado, ¿qué pueden ofrecer, en el futuro, los partidos socialistas a sus desorientadas y empobrecidas clientelas electorales?

Cómo lo ven. The Economist analiza la "nueva normalidad" de la economía estadounidense: la tasa de paro baja, pese a la escasa creación de puestos de trabajo. Una de las razones para el descenso del desempleo radica en la menor tasa de actividad norteamericana, en niveles históricamente bajos (64.2%), ya que buena parte de la población en edad laboral sigue sin incorporarse al mercado de trabajoÉ pese al inicio de la "recuperación", hace ya más de un año.

Frankfurter Allgemeine Zeitung apuntaba, hace unos días, cual era la causa que impedía el fin de la crisis de la deuda en la eurozona: los bancos continentales. Y ponía como ejemplo el caso de Irlanda: su gobierno se planteó en noviembre la posibilidad de rechazar el rescate europeo, declarando la insolvencia de sus bancos. Pero eso hubiera supuesto un duro golpe para sus acreedores (en especial, para la banca alemana, que se habría visto incapaz de amortiguar las pérdidas, al tener que renunciar a una parte del dinero debido).

Cómo nos ven. Business Insider y The Daily Telegraph se hacen eco de la convocatoria de huelga de los trabajadores de AENA, prevista (en sus primeras fechas) para la próxima Semana Santa. Advierten de que muchos británicos verán truncadas sus vacaciones si se confirma el paro. Además, algunas compañías de bajo coste (como Ryanair o EasyJet), han empezado a presionar al Gobierno español, para que solucione un conflicto que podría ocasionar grandes pérdidas a los sectores relacionados con el turismo.

The Wall Street Journal (habitualmente, poco generoso con nuestra economía) señalaba a Barcelona como a una de las cinco mejores localizaciones europeas para vivir, trabajar y hacer negocios (junto a Berlín, Londres, París y Roma). Entre los puntos fuertes de la ciudad mediterránea destacaba su calidad de vida, su red de trasportes y su relativa facilidad para acceder a mercados; entre los factores a mejorar, la alta contaminación y la congestión del tráfico.

Qué se cuece. Comunicació 21 reflexiona sobre el constante goteo de movimientos en el periodismo anglosajón, ante la progresiva implantación del pago por (una parte de los) contenidos de las ediciones digitales (como medio para mantener las estructuras periodísticas y no deslegitimar las versiones impresas). Desde el grupo de Rupert Murdoch, News Corporation, hasta The New York Times, pasando por The Daily Telegraph o el Dallas Morning News, todos intentarán que este año sea el de la consolidación del pago, con distintas fórmulas.

Precisamente, un informe encargado por The Times (propiedad de Murdoch) daba más argumentos a los editores para apostar por el pago en los contenidos online. Así, los usuarios británicos recordaban hasta un 21% más las marcas de las compañías que se anunciaban en los medios digitales de pago que no las que lo hacían en publicaciones donde toda la información era gratuita.