Hay cosas que sólo pueden ocurrir en la Vega Baja. Que una asociación cultural organice actos anuales, no sorprende a nadie. Que cumpla la mayoría de edad, quizás sorprenda a alguno. Ahora que consiga movilizar a miles de personas en unas ponencias tituladas "Jornadas de Convivencia y Responsabilidad en el Tráfico con las Fuerzas Armadas" sin apenas contar con estructura organizativa, es para sorprenderse. Si a ese poder de convocatoria añadimos que el pasado sábado, en Torrevieja, estuvieron máximos representantes del Ejército como el teniente general jefe de la Unidad Militar de Emergencias, José Emilio Roldán; el general jefe del Mando de Operaciones Especiales, Francisco Arribas; el coronel de Infantería de Marina y asesor del Ministerio de Defensa, Carlos Rey Vich, o el comandante naval de Alicante, Bruno Fernández. Y que todos ellos, al igual que el conseller de Interior de la Generalitat, Serafín Castellanos, y su mana derecha, el secretario autonómico, Luis Ibáñez, presidieron el posterior homenaje a los caídos y desfilaron por las calles de la ciudad junto a Fuerzas Internacionales, veteranos nacionales e internacionales y bandas de música civiles y militares, comienza a ser más complicado creérselo.

Imagínense que estupefacción , sobre todo porque estas jornadas no las convoca ninguna institución o poder, sino la Asociación Cultural Hermandad de San Cristobal "Vega Baja", que preside un civil, Antonio Marín, conductor de profesión. De ahí, el santo que da nombre a esta Hermandad y mi sorpresa, escrita en mayúsculas, ante la vocación de servicio de este hombre. Durante los cuatro días que duraron las jornadas, Atendió a todos y a todo: que si el conseller llegaba por los pelos, justo a tiempo para arrancar el acto; que si el alcalde Pedro Hernández Mateo se sumaba a los actos por la tarde -ofició dos bodas por la mañana-, que si los militares ingleses permanecían en formación, bajo un sol de justicia, una hora antes de la convocatoria; que si los altos cargos militares debían cambiarse y recambiarse de ropa -hubo quien se cambió hasta tres veces en una misma jornada según el carácter civil o militar del acto-. Menudo jaleo. Pero, al final, todo marchó sobre ruedas y tanto Antonio Marín, como sus padres Antonio y Carmen Andrés Quesada, y los voluntarios de Protección Civil, dejaron de sudar la gota gorda.

A eso de las ocho de la tarde, Serafín Castellanos tomaba el relevo como "Caballero de San Cristobal" de José Emilio Roldán, consciente en cualquier caso de que lo de ser Caballero de esta hermandad, es un nombramiento "para toda la vida". En el mismo acto, se nombraron hermanos honoríficos a Luis Ibáñez, Bruno Fernández, al coronel director de la Academia General del Aire, Juan Ortega, y a la asociación de veteranos ingleses, y fueron distinguidos, entre otros, Carlos Rey Vich, con la Cruz de la Hermandad; la directora de Emergencias de la Generalitat Valenciana y de Murcia, Irene Rodríguez y Luis Gestoso de Miguel, respectivamente, el comandante de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Pedro Guerrero, así como el capitán de dicha unidad, Manuel Rivero, con la encomienda, y recibieron, entre otros, las medallas de la Hermandad, la Unidad de Música de la Academia General del Aire, y el policía local de Torrevieja, Adolfo Rodríguez. Todo ello en una gala, amenizada por el festival de Bandas de Música Civiles y Militares en la que se sorprendió al general Francisco Grau Vergara -también presente- con el estreno de la marcha militar "General Grau", que interpretaron conjuntamente la Unidad de Música de la Academia General del Aire y la banda municipal torrevejense. Todo ello ante la atenta mirada y la complicidad del alcalde de Torrevieja. La verdad, nos dieron las mil en el reloj pero mereció la pena.