Fue reconfortante y hasta glorioso que La 2 trasmitiera íntegro el Concierto de valses y polkas que tuvo lugar en el Musikverein vienés en la mañana del 1 de enero, como si nada, un sábado por la tarde. Quienes estamos cansados de un calendario siempre repetido y de una geografía inamovible, soñamos con los estímulos que nos ofrecería lo imposible. Con un verano en enero o con Murcia limitando con el País Vasco. De ahí que es tan bonito que alguna vez la realidad nos ofrezca un guiño de aproximación a ese sueño.

Cuando La 2 nos trasladó al Musikverein, y la voz de José Luis Pérez de Arteaga, sus guiños, sus apreciaciones, nos hablaban como se habla un 1 de enero por la mañana, parecían corroborarse las teorías de quienes pensamos que desordenando el calendario y el espacio surgiría un nuevo orden interior. Los puristas y ortodoxos no lo entenderán. A mí estos cambios me dan la vida. Las notas de Strauss, los rostros de los asistentes, todos impecables, al Musikverein vienés, sonaban de otra manera, se recibían de un modo distinto, una relajada tarde de febrero a como nos llegan como parte del ritual resacoso relacionado con los fastos del fin de año. Este 2011 el calendario tan caprichoso hará coincidir la Semana Santa con la semana del día de Libro y el de Sant Jordi. Así, llegará el tránsito entre marzo y abril y no habrá ni rastro de puentes, fiestas ni vacaciones. El 22 de abril los festeros alcoyanos no harán la Entrada, que se aplaza hasta mayo. El día del Corpus Christi coincidirá con San Juan.

Todo un revulsivo para quienes soñamos con otro mundo, con otro orden. Con todo eso que nunca será. Al menos, como consuelo, tuvimos la oportunidad de ver el concierto de Año Nuevo en su sexagésima jornada. Un día cualquiera. Un buen día.