El nivel máximo de ejercicio de responsabilidad social (RS) corresponde al que ejerce el conjunto de fuerzas de los tres sectores, coordinadas y con objetivos comunes, en una zona geográfica previamente delimitada. Es el Territorio Socialmente Responsable (TSR), que es la forma perfeccionada de ejercer la RS, ya que involucra a todos los niveles de responsabilidad de la sociedad. Esta unión es necesaria, para hacer frente al desequilibrio producido por el sistema socioeconómico y su impacto negativo en el medio ambiente. La naturaleza y dimensión de los problemas actuales, supera con creces la capacidad del sector productivo para solucionarlos, por lo que es necesaria una escala distinta de acción para abordarlos.

Un TSR es aquel en el que concurren, de forma voluntaria, todos los agentes impulsores de desarrollo (administraciones públicas, empresas y organizaciones de la sociedad civil), para dialogar con los públicos interesados sobre las estrategias de desarrollo que conviene al conjunto del territorio, con el fin de promover un modelo de desarrollo sostenible que mejore la vida social, económica y educativa de las personas, facilite la conservación del medio ambiente, los valores paisajísticos y culturales, y el respeto al modo de vida rural para hacerlo compatible con la vida urbana. El objetivo del TSR: la alianza de todos los agentes para la búsqueda de sinergias que faciliten el desarrollo del territorio a través de un sistema de gobierno participativo. El horizonte: el desarrollo sostenible, integral y armónico. El instrumento: el diálogo constructivo entre los agentes de desarrollo y los grupos de interés del territorio. La fuerza que cohesiona el conjunto: el compromiso.

El ejercicio de la RS en todas sus modalidades dentro de un territorio, crea las condiciones para un nuevo Pacto Social, en el que cada agente se responsabiliza de sus acciones y hace aquello que mejor sabe hacer, para beneficio propio y del conjunto. Las Administraciones promoviendo, incentivando, legislando, financiando, apoyando a emprendedoresÉ Las Universidades realizando estudios prospectivos, gestionando el esfuerzo en I+D y apoyando el conocimiento aplicado de las empresas y el diseño de estrategias de desarrollo... Las empresas creando tejido productivo, aprovechando las oportunidades para el impulso económico, facilitando el desarrollo de las personas dentro de las organizaciones, descubriendo nuevos nichos de actividad, diseñando y aplicando estrategias de implantación de calidad, trabajando para reducir drásticamente la huella de su actividad en el medio ambienteÉ Las ONGs gestionando la integración de la población inmigrante, facilitando las relaciones diversas entre la población autóctona y la foránea, divulgando y sensibilizando a la población en valores como sostenibilidad, respeto, interculturalidad, compromiso, trabajo voluntarioÉ Las asociaciones profesionales aportando asesoramiento en las diferentes fases de proyectos concretosÉ La ciudadanía manifestando su responsabilidad individual en la forma de consumir, en el reciclado, en el reconocimiento de las buenas prácticas de los agentes responsables, en su participación en la red de voluntariado de su territorioÉ

Esta red de colaboración integrativa que es el TSR, tiene un efecto añadido de alto valor social como es la lucha contra la economía sumergida, el blanqueo de capital y la corrupción. El gobierno compartido significa transparencia en las decisiones, competencia leal y fiscalización de las cuentas, lo que dificulta la práctica de la corrupción, aumenta la confianza de los ciudadanos en sus gestores políticos, sociales y económicos, y mejora el compromiso y la cohesión social.

Una vez creado el marco de relación del TSR, es fácil imaginar el impacto positivo que tendría esta cooperación en el desarrollo integral de los territorios, el efecto benéfico para la economía y el medio ambiente, las posibilidades en el medio y largo plazo para la innovación y la mejora de los elementos productivos y el potencial de bienestar y desarrollo para las personas. Podemos imaginar territorios de gran peso económico y de considerable impacto social y ambiental como Benidorm y su zona de influencia, bajo el influjo de la fuerza desarrolladora del TSR, orientada a la desestacionalización del sector turístico, con una oferta respetuosa con el medio ambiente, complementada con turismo deportivo, de salud, etc. Con ciudadanos orgullosos, con sentido de pertenencia que colaboran e impulsan con su participación el beneficio común. Podemos imaginar la acción integradora de esfuerzos de todos los agentes, sobre otros territorios como el afectado por la extracción del mármol, para corregir el impacto medioambiental y paisajístico, aumentar la diversificación del sistema productivo y mejorar su sostenibilidad.

La idea es relativamente nueva en su difusión global, por lo que hay que perfeccionarla en su conceptualización, metodología de aplicación, sistema de evaluación y aplicación de las buenas prácticas, pero promete grandes beneficios socioambientales. El camino ya se ha iniciado en España, aunque de forma tímida, a través de la red RETO. Existe un antecedente del TSR en la Agenda 21 local, que ha tenido una implantación irregular en nuestro territorio, con resultados testimoniales y manifiestamente mejorables. Ha llegado la hora de las estrategias integradoras, del trabajo cooperativo, de la suma de esfuerzos para innovar, para desarrollar el potencial de los territorios y de sus actores, de trabajar para crear una realidad nueva, de forjar un futuro sostenible, más predecible, menos incierto. Este es el reto para las fuerzas productivas, la sociedad civil y las administraciones públicas. ¿Estamos dispuestos?