Franco se pasó gran parte de los cuarenta años que estuvo en el poder en España haciendo referencias a la famosa conspiración judeo-masónica que, según él, era la causante de gran parte de los males de nuestro país. Siempre he asociado dicha expresión a la idea de cuando alguien intenta buscar excusas y culpa a un ente exterior y malvado de todos nuestros males.

Nuestro todavía presidente del Gobierno se ha pasado gran parte de sus últimos años de mandato quejándose de la coyuntura mundial, pero sin pensar, ni planificar, ni hacer nada para que sus efectos hubieran sido menos perniciosos para los españoles. Hace pocos días, la ministra de Economía ha acusado, nada más ni nada menos que a la presidenta alemana, Angela Merkel, de los ataques al crédito de España. Por otro lado, dando un claro ejemplo de falta (o quizás exceso) de planificación, el señor Rubalcaba ha cargado contra los controladores aéreos como últimos responsables.

Los ciudadanos visiblemente cansados del PSOE, han mirado en muchos casos al ¿líder? de la oposición Mariano Rajoy. Pero éste, en plena crisis económica, donde uno de los pilares básicos como la construcción se halla a niveles de la postguerra, no ha sido capaz de formular alternativas que puedan ilusionar, sino más bien se ha dedicado a criticar, con el objeto de acelerar la caída de Zapatero por sus errores, más que por los aciertos de Rajoy.

En nuestra Comunidad, la situación es similar, nuestro presidente sueña con parques temáticos para Valencia (mientras olvida el esperado Palacio de Congresos de Alicante) y critica al Gobierno central, mientras la situación se deteriora a pasos agigantados.

En Alicante la situación no es mejor, nuestro Ayuntamiento pone y quita carriles bicis en las calles, cercena parques históricos, castiga al comercio en la ciudad, no soluciona los problemas de circulación existentes en muchos barrios. Mucho pregonar lo de Alicante Guapa pero seguimos teniendo la misma entrada sur que siempre; la misma deteriorada estación de autobuses -puntos de entrada de muchos visitantes de nuestra ciudad-. Además se da la espalda a la Universidad; no se tiene política de atraer ni empresas ni turistas y todo ello mientras altos cargos flirtean exageradamente con las empresas a las que luego van a contratar. El PSPV parece contento con seguir en la oposición y sus reivindicaciones máximas son las de conseguir que concejales y diputados, así como el mayor número de asesores, tengan los mejores sueldos a pesar de estar en la oposición.

Todo parece no importar, los dos grandes partidos han establecido un juego perverso de cara o cruz, en el que siempre gana uno de ellos, pero pierde inevitablemente el ciudadano.

Ante el riesgo de caer en la apatía o la indiferencia, considero necesario que los ciudadanos demos un paso adelante, reclamando una solución a la crisis económica e institucional que padecemos.

Gran parte de culpa de mi ingreso en Unión, Progreso y Democracia la tuvo una frase de Fernando Sabater que decía "Los hombres libres no preguntan qué va a pasar sino qué vamos a hacer". Estoy firmemente convencido de que es hora de que los ciudadanos tomemos parte activa de este proceso y no asintamos con tristeza ante tal sucesión de políticos profesionales que parecen no tener el menor interés por los ciudadanos. Esa parte activa no es ni mucho menos la que tomo el general Franco en 1936.

En una conferencia a unos chavales que se graduaban de Bachillerato les decía que, tras haber recorrido cierta parte del mundo, no tenía ninguna duda de que lo más valioso que teníamos era nuestra democracia y que era un bien que valía la pena luchar y defender.

Por eso creo firmemente que hay que olvidarse de conspiraciones judeo-masónicas y ponerse a planificar y trabajar en soluciones reales. Considero en primer lugar que hay que poner freno al despilfarro del estado autonómico actual, que nuestra Generalitat pretende aumentar con la emisión de deuda realizada recientemente. Por supuesto se deben eliminar solapamientos y duplicidades entre las diversas administraciones, como la ocurrida recientemente en la que se han generado dos campañas diferentes para atraer turistas, una por parte de la Diputación y otra por parte de la Generalitat, a la que imagino que habrá que sumar la propia del Ministerio y la de los ayuntamientos locales.

Es totalmente injustificado que, con la cantidad de técnicos existentes en ayuntamientos y resto de órganos de gobierno, existan tal cantidad de asesores políticos. Es imprescindible la reducción del número de los mismos.

Y sólo queda añadir la incorporación de conceptos básicos de gestión, como son los de eficiencia, eficacia y transparencia a la gestión municipal. Alicante es, hoy en día, la ciudad que puede ofrecer la mejor calidad de vida, gracias a su excepcional climatología, gastronomía y por la gente que la habita. Pero es necesario dar forma a todas estas fortalezas, entre otras acciones como con una gestión eficiente del turismo, atrayendo a empresas no contaminantes como sede de trabajo, mejorando el tráfico en todos los barrios de nuestra ciudad, favoreciendo al comercio local, que puede desaparecer si se siguen haciendo obras en todo momento por la ciudad sin ningún criterio, racionalizando la oferta cultural y deportiva de Alicante, por ejemplo no cerrando museos, ni bibliotecas ni incluso instalaciones deportivas en los momentos que los alicantinos más requieren de ellas.

Pero para ello es necesario que los políticos que nos gobiernen estén al servicio de los ciudadanos y no al contrario, este es mi compromiso, el compromiso de Unión, Progreso y Democracia.