El portavoz del equipo de gobierno municipal, Alejandro Pérez, rayó cotas insuperables de cinismo durante su intervención ante los medios de comunicación el pasado viernes para dar cuenta de los acuerdos de la Junta Local. Después de estar el alcalde, Alejandro Soler, y de forma más esporádica el propio Pérez, durante el presente mandato bombardeándonos machaconamente sobre el emblemático proyecto del Mirador del Palmeral; después de que el primer edil tuviera que doblegarse ante la cruda realidad de la crisis económica que nos rodea por todas partes y que le impedía no sólo poder costear las obras de una noria que resultó ser la ganadora del concurso, sino que le impedía encontrar financiación pública o incluso privada para ejecutar su proyecto estrella; después de anunciar que se ejecutaría la peatonalización del paseo de la Estación como paso previo a una posterior construcción; después de todo este proceso, Pérez no se puede descolgar como lo hizo el pasado viernes con unas declaraciones en las que poco más o menos asegura que una cosa, las obras del vial que une el Parque Municipal con el Parque Deportivo, no tiene nada que ver con la otra, la segunda fase del proyecto que, tal como en su día señaló el propio Soler, está aparcada, pero que no se renuncia a ella. Parece como si Pérez pensara que no hemos sido testigos de toda esta secuencia y viviéramos en otro mundo. Los socialistas están en su perfecto derecho de mantener un pulso contra la Generalitat para conseguir la peatonalización de ese paseo de la Estación. Un proyecto, por otro lado, bastante controvertido porque no cuenta sólo con la oposición del PP, sino que incluso su socia de gobierno, Ángeles Candela, se mostró de forma contundente en contra de invertir semejante cantidad económica, más de tres millones de euros, cerca de 600 millones de las antiguas pesetas, para ensanchar las aceras del paseo más amplio y que menos necesidad tiene de reformarse. Además, por si todo esto no fuera poco, vecinos de la zona centro, muy perjudicados por esta actuación, se han entrevistado con miembros del equipo de gobierno para hacerles llegar su postura, los perjuicios que ocasionaría y la incomprensión por una decisión que no logran entender. Es más, están dispuestos incluso a recoger firmas para manifestar públicamente su disconformidad. Están, decía, los socialistas en su perfecto derecho de buscar la confrontación con su oponente político, pero no deben perder de vista que en esa batalla no pueden entrometer a los ciudadanos, que, a través de los medios de comunicación, se quedan estupefactos cuando leen que el Mirador no está previsto y que la peatonalización del paseo de la Estación es independiente y no tiene nada que ver. Querer hacernos creer ese argumento es un atentado contra la inteligencia de unos administrados que nos merecemos otra cosa.