La actuación del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, y del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, en el asunto de la muerte en Irak del fotógrafo José Couso por disparos de un tanque norteamericano, de las torturas en la cárcel de Guantánamo, y del traslado ilegal a Guantánamo de supuestos terroristas en aviones que hicieron escala en España, ha supuesto la vulneración de varias normas del estatuto de los fiscales en su afán de ayudar al imperialismo de EE UU. En palabras del propio Conde-Pumpido: "La Fiscalía General del Estado siempre ha mantenido una buena relación con la Embajada de EE UU. Dentro de ese esquema de colaboración, y en ese contexto, a veces se han interesado por alguna información y nosotros se la hemos dado. Siempre fue a petición suya y se la ofrecimos como una información más y en ningún caso como una información reservada, pues era la posición jurídica de la Fiscalía. También le trasladé la necesidad de que el Gobierno de EE UU respondiera a las peticiones de información del juez porque, de lo contrario, le advertí que la respuesta del juez podría ser negativa para los intereses que ellos defendían".

En primer lugar, por qué la Fiscalía ha de mantener una buena relación con la Embajada de EE UU hasta el punto de darle información de la presente y futura actuación del fiscal, que es información secreta, como lo es el sumario para quienes no sean partes personadas. Y esta actuación nada tiene que ver con el equipo conjunto con la Fiscalía de EE UU para intercambiar información, pues se trata de asunto contra el terrorismo, y aquí quien ha hecho el papel de terrorista ha sido el Gobierno y el Ejército de los EE UU, al disparar voluntariamente contra el periodista español, como ha reconocido nuestro Tribunal Supremo contra el criterio de la Fiscalía que ha intentado que se archive el asunto, ¡vaya manera de acusar a los culpables de la muerte de un periodista español! Ha primado la obediencia ciega al "amigo americano" antes que la protección del ejercicio de la justicia y de las leyes españolas. Y en segundo lugar, por qué tiene que asesorar a la embajada de las consecuencias del incumplimiento de las órdenes de un juez, a quien ni siquiera es parte del proceso. Asesoramiento que está sancionado por el estatuto fiscal.

Lo del fiscal Zaragoza aún es más grave. Conforme las filtraciones de Wikileaks, frente a lo que dice el fiscal general que siempre se actuaba a petición de la Embajada de EE UU, este fiscal jefe de la AN telefoneó a la Embajada, en el asunto de la prisión ilegal de Guantánamo, aconsejando a las autoridades de EE UU que abrieran una investigación para evitar que la española pudiera seguir adelante, y que intentaría que el caso recayera en el juez Ismael Moreno en lugar de Baltasar Garzón. Zaragoza añadió que la imparcialidad de Garzón está bajo sospecha, dadas sus críticas públicas a Guantánamo y la guerra de EE UU contra el terrorismo. El fiscal dice, según la Embajada, que cuenta con otro as en la manga: asegura que "Garzón ya tiene muchos problemas por la causa abierta contra él por la memoria histórica, y duda de que se arriesgue a una segunda querella". Esto explica la persecución que está sufriendo Garzón, el juez valiente, imparcial e indomable, como reconoce la propia Embajada de los EE UU. Como decía mi inolvidable compañero Miguel Gutiérrez: para hacer justicia contra los poderosos, todo lo que se precisa es ser valiente. Y si en general, en lo descubierto por las filtraciones de Wikileaks, aparece la independencia de los jueces, en especial destaca el juez Garzón, contra el que se ha abierto el camino para que los herederos del franquismo sienten en el banquillo de los acusados a un juez que se ha comprometido en la lucha por los derechos y que de alguna manera, se quiera o no, simbolizaba la conquista civilizatoria de la jurisdicción universal. Es tremendo recordar lo que ya dijo Quevedo: señal mortal para un Reino: que el hacer justicia sea un delito.

El imperialismo de EE UU está en su papel de intentar presionar a los gobiernos y autoridades de otros países en defensa de sus iniquidades e injusticias, lo inaceptable es que estos países se vendan o se regalen a estos poderosos. ¿Tenemos miedo o necesitamos a EE UU? De poco nos ha servido entrar en la OTAN en la época de Felipe González contra sus promesas electorales, ni la guerra ilegal, inmoral y desastrosa en Irak que nos metió el inefable Aznar, y ahora el bochorno del gobierno de Zapatero y sus fiscales en contra de la defensa de la vida de un español e investigación de torturas programadas en aviones aterrizando en España y contra prisioneros en Guantánamo. La crisis de EE UU la estamos pagando entre todos, se devalúa el dólar para poder exportar ellos, pero nada le podemos exportar nosotros, y para colmo nos atacan el euro. Y encima el fiscal general y compañía se dedican al espionaje jurídico, facilitando a una potencia extranjera secretos sumariales que conocen solo por razón de su cargo, e informando y asesorando de estrategias procesales a quienes quieren paralizar la actuación judicial española. Tienen suerte, sólo Izquierda Unida ha pedido la dimisión de Conde Pumpido y Zaragoza, ya que el PP está de acuerdo con la actuación fiscal en defensa de sus amigos americanos. Da vergüenza ajena.