Pues resulta complicado adivinar las razones, pero las cifras son las que son y la realidad es la que es: que los hombres entran más en los juzgados penales que las mujeres, y que las estadísticas sobre las actuaciones que llevan a cabo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se decantan por la elevada cifra de hombres que son detenidos frente al escaso número de mujeres. Y esto ocurre en la modalidad delictiva que sea, y/o en las meras infracciones que no llegan a constituir delito, sino un mero quebrantamiento de normas administrativas.

Por ejemplo, si pensamos en la delincuencia en seguridad vial, existen 2.982 presos por delitos de seguridad vial frente a 35 mujeres, lo que quiere decir que no llegan estas ni al 2%. En este mismo terreno, pero en las infracciones administrativas y ciñéndonos a la provincia de Alicante, por ejemplo, desde la entrada en vigor de la ley del carné por puntos se ha acordado la pérdida de vigencia del permiso de conducir por infracciones a 109 mujeres, frente a 1.106 hombres, suponiendo un total de 1.215 conductores. En Castellón, a 42 mujeres, a 502 hombres, con un total de 544 conductores y en Valencia a 147 mujeres, a 2.023 hombres con un total de 2.170 conductores. Quiere esto decir que en Alicante de cada 12 conductores infractores uno es mujer. A nivel nacional se le ha retirado el permiso a 4.791 mujeres, frente a 49.274 hombres con un total de 54.065 conductores. Ello supone que de cada 100 conductores infractores 10 son mujeres.

Por otro lado, un dato importante es que las cifras estadísticas de hombres y mujeres van casi a la par, aunque siempre oscilando en mayor cifra hacia las de mujeres que a las de hombres, ya que en una reciente estadística que daba a la provincia de Alicante una población de 1.657.040 personas, 825.568 son hombres por 831.472 mujeres, y lo mismo ocurre con el resto de provincias, donde las mujeres dominan a los hombres en números, hasta llegar a unas cifras de un total de 43.197.684 personas en el territorio español, de las que 21.285.247 son hombres y 21.912.437 mujeres. Por otro lado, en materia de seguridad vial se podría alegar que hay más hombres que mujeres conduciendo, lo que no es cierto, ya que frente a épocas pasadas en que era así, en la actualidad se equiparan estas cifras, por los que las antes referidas de 10 mujeres infractoras de cada 100 demuestran que la realidad es de una mayor estadística a la infracción en varones que en mujeres.

La pregunta está ahí, pero la respuesta no es tan fácil, ya que no se trata de unas cifras aproximadas, sino que están absolutamente distanciadas, cuando las reglas de la probabilidad deberían determinar que se equipararan en ambos casos, más aún cuando en beneficio de la teoría de que los hombres infringen más la normativa que sea, destacamos que hay más mujeres que hombres, cerca de 700.000 más, que no es poco, por lo que en todo caso debería ser al revés con la teoría de la probabilidad matemática. Pero, sin embargo, no es así, y esto requeriría un estudio acerca de las razones por las que se dan estas cifras y que demuestran esta mayor tendencia a la infracción en el género masculino, lo que puede venir determinado por circunstancias genéticas o por las que los expertos quieran poner de manifiesto. Así, pocas veces hemos visto a un líder de un grupo organizado de delincuentes del género femenino, y las mayores atrocidades de la humanidad en cualquiera de sus épocas las han cometido varones. En la actualidad, pocas veces podemos comprobar noticias en los medios de comunicación que destaquen el liderazgo o autoría de hechos execrables cometidos por mujeres y sí por hombres.

Si ya nos remitimos al campo de la violencia en el hogar, las cifras son demoledoras, porque en un estudio realizado por el CGPJ por medio del Observatorio de Violencia doméstica y de género se llega a unas cifras de criminalidad en el hogar en el año 2007 en el que se alcanzó la cifra de 118 personas muertas por violencia doméstica y de género: de ellas eran mujeres 99 (83,9 por ciento), matadas por sus parejas, dieciséis de las víctimas (13,6 por ciento) eran menores de edad: once niñas y cinco niños y solo 3 eran hombres matados por sus mujeres.

Así las cosas, en cualquier supuesto que se analice la conclusión es evidente y las cifras nos lo demuestran. Pero ¿por qué esa diferencia tan brutal en las estadísticas? ¿Tan distintos somos en el bien y en el mal hombres y mujeres? Pues, no nos engañemos, aquí sí que hay desigualdad, pero por una mayor capacidad para hacer el mal. Que alguien estudie este fenómeno y sus razones, porque es una realidad incontestable.