La capacidad artística de los responsables de las instituciones públicas alcanza cotas inimaginables y, desde luego, difíciles de parangonar con las que pueda ostentar un directivo de cualquier otro sector u ocupación. Debo aclarar, antes de seguir adelante, que me refiero al arte de birlibirloque (abracadabra, nada por aquí, nada por allá) o trile (¿dónde está la bolita?). ¿Será prestidigitación? ¿Magia? ¿Ilusionismo, más bien? ¿Cara? ¿Menosprecio hacia los demás? (¿Tan tontos parecemos?). Les dejo que, tras relatarles lo que ha disparado mi asombro hasta estos alarmantes niveles, sean ustedes los que asignen la identificación que más les cuadre. Incluso, les invito a que puedan escoger algún nuevo vocablo de cosecha propia. Ahora, vayamos al grano.

Parece ser que el Gobierno (el de España) reducirá el presupuesto de turismo para el próximo año de 2011 un 20% (19,8%, para ser más exactos). Y, ¿qué creen que ha manifestado el responsable de Turespaña?, que es ni más ni menos el órgano encargado de la promoción internacional de la marca España, o sea, el que debe mantener la competitividad de nuestro sector captando y mejorando, si es posible, las cotas del mercado turístico español. Pues, ha dicho:

1º. Que la partida correspondiente a la promoción internacional se mantiene e incluso se incrementa ligeramente.

2º. Que se muestra seguro de que Turespaña podrá seguir trabajando en 2011 "con toda normalidad".

3º. Que todos los programas que ha puesto en marcha el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio con el objetivo de mejorar la competitividad de España y ayudar al sector a salir de la crisis "se mantienen el próximo año y cuentan con recursos suficientes".

Se lo sintetizo: Con un 20% menos de presupuesto habrá más dinero para promoción y suficientes recursos para ayudar al sector a salir de la crisis (¡toma ya!). ¿Es esto arte o qué es? Mira por donde, vamos a ahorrarnos un 20% consiguiendo los mismos objetivos. ¿O será la cuadratura del círculo? ¡Viva la crisis! Lo dicho, califiquen ustedes las capacidades de nuestros cargos públicos.

Ahora bien, en lo que la perplejidad puede alcanzar cotas de auténtico récord, es en el análisis de la estrategia de la campaña planificada para el período de referencia (2011). Lo que Turespaña pretende es, por un lado, captar mercados emergentes y, por otro, llegar a mercados maduros europeos donde el destino España ya está bien posicionado. ¿Quién puede no estar de acuerdo? Pero esperen, esperen que les cuente la estrategia a emplear y verán:

Para el primer escenario (nunca mejor utilizado este término), el de los mercados emergentes, o sea, donde no somos tan conocidos, la campaña se centrará en "mostrar el estilo de vida español". (¿Tendremos que preparar los "faralaes" y las "panderetas"?).

Para el segundo, donde ya somos muy conocidos (aquí ya no cabe el typical spanish), como se pretende captar segmentos de mayor poder adquisitivo (faltaría más), la campaña girará en torno a "productos turísticos vinculados con la cultura, el arte, la gastronomía, los deportes o la naturaleza".

En seguida habrán vislumbrado (perspicacia sé que no les falta), que la campaña, en ambos casos, pretende promocionar los destinos turísticos más consolidados, o sea aquellos en los que se concentra el 90% de las plazas y los negocios dedicados al turismo que, como todo el mundo sabe, se encuentran en las costas; esos lugares a los que el visitante no acude a disfrutar del buen clima ni de las magníficas playas, ¡qué va!, sino que persigue su gran oferta museística, monumental, arqueológica, además de sus extensas temporadas de ópera, conciertos y demás actividades que han hecho famosos a destinos como Lloret de Mar, Salou, Benidorm, Torremolinos, Calviá, Puerto de la Cruz, Maspalomas y tantos otros que, como decía, acogen al 90% de los turistas que llegan a España. Bueno, va, dejémonos de coñas, ahora sin ironías, que son capaces de pensar que les damos la razón. ¿A dónde piensan dirigir estas corrientes nuevas de mayor poder adquisitivo? La verdad, no creo que estén pensando en los destinos consolidados de nuestras costas e islas.

Ahora bien, lo de seleccionar el cliente atrayendo a los de más alto poder adquisitivo, asignatura siempre pendiente, la verdad es que les honra. Aunque (pequeña observación) esto, lo de elegir a la clientela, suele ser más viable cuando tienes todas las plazas ocupadas. Sólo se pueden subir precios cuando lo tienes todo vendido. Para muestra sólo un botón: Benidorm eleva sus precios al nivel de temporada alta, durante sus fiestas patronales de noviembre, porque está todo reservado. Y, díganme, si las campañas se dedican a perseguir segmentos del mercado que no vengan atraídos por los recursos de las costas (turismo de sol y playa, qué asco) y tengamos el 90% de la oferta renqueante, ¿cómo vamos a subir precios? ¿Dónde va a quedar el ilusionante objetivo de captar mercados de mayor poder adquisitivo?

Claro que si contamos con gente tan hábil para esto como en lo de explicar que con una reducción presupuestaria del 20% incluso vamos a ir más sobrados, no me extrañaría que se consiguiera.