Hace aproximadamente un año, en el laicado diocesano, surgió la idea de celebrar un Congreso de Laicos para realizar a fondo el objetivo del Plan Diocesano de Pastoral de 2010-2011, que trata de "revitalizar la comunidad parroquial cuidando su presencia significativa en la calle".

Precisamente, es en la calle donde los laicos cristianos pueden realizar su misión evangelizadora con más facilidad porque se hallan inmersos en la vida social, cultural, económica y política que se realiza "en la calle".

El proyecto del laicado diocesano fue presentado al obispo, a los vicarios episcopales y al Consejo Episcopal Permanente y fue aprobado. Después, se constituyó una Comisión Gestora Preparatoria, que se puso en contacto con las comunidades parroquiales y de apostolado seglar de la Diócesis, y han elaborado entre todos, el Proyecto del Congreso, que se celebrará entre los días 12 y 14 de noviembre en el Paraninfo de la Universidad de Alicante.

Las preocupaciones de fondo del Congreso son tres: cómo ser cristiano en una sociedad secular y pluralista, cómo mejorar la presencia pública de la Iglesia y de los laicos y cómo seguir avanzando en una profunda espiritualidad laical.

La convocatoria va dirigida a todos los miembros del pueblo de Dios en la Diócesis de Orihuela-Alicante interesados por la vocación laical. El obispo, Rafael Palmero Ramos, ha explicado el significado de este Congreso Diocesano de Laicos: "Se trata de reflexionar sobre la vocación y la misión de los laicos cristianos, potenciando su presencia en la vida pública".

El prelado cita un texto muy significativo del Concilio Vaticano II de la Constitución "Lumen Gentium" 31: "Los laicos santifiquen el mundo entero desde dentro, como el fermento y de esta manera, irradiando fe, esperanza y amos, sobre todo en el testimonio de su vida, muestren a Cristo a los demás".

El Congreso Diocesano de Laicos quiere contribuir a la consolidación de un laicado diocesano bien formado y comprometido, que tenga una presencia significativa en la sociedad, es decir, que sea testigo del Evangelio, con sus palabras y con sus actos.