No puedo resistirme a comentar la armoniosa obra abstracta que este singular pintor ha traído a la sala de exposiciones de la CAM en Elche. Estamos frente a un ejercicio de sensibilidad exquisita mostrada por alguien que vive obstinadamente, la búsqueda de aquellos apoyos secretos que mueven, por así decir, las entrañas compositivas de la pintura. Una revisión, por tanto, que se entrega a diseccionar ese momento en el cual entra el color a ser elemento a tener en cuenta, en la composición del Arte. Porque se empieza ya a olvidar que hasta Mondrian el modo de componer, en las artes plásticas, se valía del recurso de las "traslaciones geométricas" estudiadas por los griegos; es decir se conseguía por la seriación, la simetría y la radiación. Y también, gracias al casetón romano, por el "rappot".

Mas gracias a la genial intuición de Piet Mondrian se aprendió a equilibrar los rectángulos cromáticos de acuerdo con la extensión e intensidad de su color. Así que, en adelante, éste será, el nuevo sistema compositivo para arquitectos, decoradores, grafistas, fotógrafosÉ Será -reconozcámoslo- algo nuevo dentro de la teoría de la composición, donde nunca había intervenido el color. ¡Qué gran hallazgo! Aunque no paró aquí la historia. Los ejes de ortogonalidad que necesitaba Mondrian para un equilibrio estático de los colores -a veces marcados en negro y otras sugeridos- fueron pronto cambiados por su amigo Van Doesburg, César Domela y Freundlich, con nuevas expresiones más inquietantes, logradas con ejes diagonales. Y así acaba la ayuda a la ponderación cromática que nos legó el llamado "neoplasticismo".

Y ahora en este punto convendría aclarar que Pepe Gimeno pocas veces busca equilibrios a lo Mondrian sino más bien aquellas tensiones cromáticas investigadas por Malevich en su método compositivo llamado "suprematismo". Sin embargo, he iniciado mi comentario con la obra de Mondrian porque fue él quien impuso el color en la composición ¿Y cuáles fueron las ideas de Malevich? Trató este pintor, toda su vida, de estudiar la serie de tensiones internas que provocan las figuras cromático-geométricas, cuando se intenta acoplar sus posiciones en el plano del cuadro. Sabemos que en principio empleó cierta gama restringida de colores, aplicándola a rectángulos y triángulos. De ahí dedujo una serie de reglas. Por ejemplo, el negro, con su poder estable, atrae al rojo y al amarillo. Por otro lado, el verde domina el azul claro y el amarillo, mientras que se siente atraído, a su vez, por el negro. En cambio, el azul queda, a veces, libre y flotante. De esta manera, siguiendo tan sencillas reglas, se puede construir un sistema compositivo para acercar o alejar las masas de color, jugando al propio tiempo, con la extensión de las áreas cromáticas. Nos encontramos, pues, ante un método que va a permitir a los artistas, componer con gracia y dinamismo.

Y ahora conviene ensalzar el mérito de Pepe Gimeno. Porque trata de crear, con osadía, un mundo cromático conduciéndolo por la ruta precisa; es decir, construyéndolo tan solo, por la gama de los rojos y de los azules; eso sí imponiendo a veces como aglutinador, el verde musgo; y para final, el negro como absorbente básico. ¡Un alumbramiento de purísima factura! Voz de una exposición limpia y enervadora, que trajo a nuestra ciudad la historia completa de la composición cromática. Porque, cuando por ejemplo instala un cuadrado apoyándolo en los bordes del cuadro según Malevich; o dispone sus rectángulos bajo ejes ortogonales según Mondrian; después trabaja cada área de color, según le dicte su sensibilidad. Y entonces recurre a los mosaicos de Delaunay; a los enjambres de Paul Klee; a los cuadrados en profundidad de Albers; a los parcheados de PoliakoffÉ Toda una fiesta cromática que fluye y se extiende por rumbosos polípticos.

Escuchad ahora mi confesión. Después de esta honda memoria, que ha sugerido en mí la obra de Pepe Gimeno, no sé si mis palabras serán comprendidas o adolecerán de demasiados cimientos oscuros. Porque todo el mundo advierte que estos trabajos se centran en la investigación de abstracciones limpias y sugeridoras, mas realizadas con tintas planas. Y esto lleva a Pepe Gimeno a lo que se llama arte gráfico -conseguido con el ordenador- propio del cartelismo. No es por tanto, pintura pura, realizada con manchas cromáticas tocadas de desvanecidos, claroscuros, de fusiones en fin del color. No. Esto se nota, cuando introduce la figuración y, de pronto, sus "personajes de cómics" y sus "burgueses satisfechos" devienen a perfectos y llamativos carteles. Pero eso no obsta para entender que él está investigando en el amplio campo de la pintura. Lo confirmo. Su exposición deja extasiado a quien ame la pintura abstracta en su composición delirante. Mi único deseo ha sido, por tanto, que Pepe Gimeno no pase desapercibido, cual una sombra jamás oída ¡Es un artista cabal que sabe por donde camina!