Mis amigos Joseba Fiestras y Arantza Lalinde lo han conseguido. Convertir a Vitoria en la capital televisiva en la semana del principio de la temporada no era tarea fácil. Pero apostaron fuerte por el proyecto, a aquí estamos, asistiendo a la gran fiesta de la televisión, el FestTVal, ese bautismo de los grandes estrenos de ficción de la temporada.

Mientras los directores de festivales de cine lo tienen muy difícil a la hora de conseguir las películas más suculentas, luchando para ello contra otros certámenes, el equipo comandado por Fiestras lo tiene mucho más fácil. Basta con traer las series emblemáticas y a sus rostros visibles para que el certamen sea un éxito. La velocidad a la que han volado las entradas para esta segunda edición así lo demuestra. Las multitudes que acudieron a la del pasado año también. Preestrenar Águila roja o El internado es un valor seguro.

El lema del festival es tan explícito como controvertido: La televisión es cultura. Los responsables del evento han organizado, con motivo de la gala inaugural, un juicio sumarísimo al medio, con abogado defensor, fiscal y una serie de testigos del medio. Contando como presentadora con la mítica Mayra Gómez Kemp. Preguntada la propia Mayra si consideraba que la televisión es cultura, ella respondió con un inteligente "depende a lo que llamemos cultura".

Por de pronto, la crítica ha emitido su veredicto y entregará sus premios a Redes de Punset como programa más interesante o a Rec de Jon Sistiaga como informativo más innovador. Pero por otro lado, la organización concederá los premios honoríficos Mainat al formato Gran Hermano y a Jesús Vázquez. En la televisión cohabitan muchos mundos, y todos tienen cabida en Vitoria.