En la rueda de prensa realizada por el Gobierno para explicar el fin del curso político, a preguntas de una periodista sobre las enmiendas a la reforma laboral, el presidente Zapatero se afanó en dar lectura a las mismas, afirmando en su respuesta que a él le parecía razonable que si una empresa tiene una caída en sus beneficios pudiera despedir por motivos objetivos a 20 días por año, ya que en todo caso, lo tendría que decidir un juez y no el mismo empresario, y eso era razonable. Razonable para el presidente y para su partido, no tanto para aquellas personas que despidan en empresas con falta de liquidez o con beneficios, aunque sean menos.

Supongo que también le parecerá razonable al señor Zapatero y a su cuadrilla, subvencionar despidos aunque el juez los considere improcedentes tal como establece la reforma que intentan imponer. O que sea más económico para un empresario despedir a un trabajador que, para salvar el empleo, intentar modificar su jornada o proponer un cambio de localidad como han impuesto en la reforma laboral. A los empresarios, los banqueros, al fondo monetario y demás especuladores por no llamarles ladrones, les parece razonablemente poco, pero muy razonable. A los que nos pueden despedir nos parece que alguien nos ha vendido.

Decía el premio Nóbel irlandés, George Bernard, que a los políticos, como a los pañales hay que cambiarlos a menudo, y por los mismos motivos. Y qué razón tiene, Zapatero se ha "cagao". Es razonable para Obama, para Merkel, para el Banco de España o el Europeo, para el corrupto de Díaz Ferrán, presidente de la patronal española, para el neoliberalismo, para los mercados, es muy razonable, no discute que sea la clase trabajadora quien pague los platos rotos de sus festines, sin embargo, para la clase obrera ya sea de Grecia, España, o de Alemania, Zapatero se ha hecho "popó", rindiéndose él y su partido a la presión de los mercados, traicionando a los que le votaron.

Para Comisiones Obreras sería más razonable que si no hay motivos para un despido y así es declarado por un juez no se despida, se readmita al trabajador en lugar de indemnizar, nos parece razonable que exista diferencia entre la indemnización a un trabajador fijo y una finalización de contrato, no como ahora pretenden que las dos cuesten doce días al empresario. ¡Claro que contrataran como fijos!, si además de recibir ayuda para hacer un contrato fijo el precio del despido es el mismo, ¿por qué hacer un contrato temporal?

A Comisiones Obreras nos parece más razonable que en lugar de mirar a los que tienen nómina, mire a los que no la tienen pero disfrutan de yates, chalés de lujo, dinero en paraísos, y empiece por ahí la reforma de la sociedad, pero claro, eso sería hacer políticas sociales, y nuestro Zapatero es un estadista, no sería del gusto de sus nuevos amiguitos.

A Zapatero le quedan los discursos, los hace mejor que Rajoy, aunque los dos dicen defender a los trabajadores. Se empeña en vendernos que estos ajustes que pagamos primero los empleados públicos, pensionistas y dependientes, y ahora toda la clase obrera con esta inusual reforma del mercado de trabajo, inusual porque para crear empleo lo que se facilita es el despido, dice que todo lo hace por salvar el Estado del Bienestar. Y debe ser verdad, está salvando el estado de Botín, las Koplowitz, o la Duquesa de Alba, que gozan de un alto bienestar.

Nos pide paciencia para ver los resultados, pero es difícil tener más paciencia de la demostrada por las trabajadoras y trabajadores, que hemos visto cómo se perdían miles y miles de puestos, cómo se retrocedía en condiciones laborales, cómo los servicios públicos se reducen y se privatizan, y sólo quien puede pagar tiene calidad, parece razonable que se nos haya acabado la paciencia.

También parece razonable que los castigados por tanto atropello pensemos que el partido político que hace todo esto no es de izquierdas, y por lo tanto, es razonable que los miles y miles de afiliados y votantes que van a sufrir su reforma hagan huelga el próximo 29 de septiembre, y no le voten en las próximas elecciones. Y por supuesto todo dicho con mucho respeto, dentro de lo razonable.