A un corredor, en el Tour de Francia, se le salió la cadena de la bicicleta, lo que le hizo perder unos segundos que aprovechó otro (Contador) para adelantarle. Más tarde, este último pediría perdón por lo que él mismo calificaría de actitud poco limpia. Por lo visto, la carrera debería haberse detenido hasta que el accidentado colocara la cadena. Para compensar a su adversario, en la etapa del día siguiente Contador se dejó ganar sin que se le acusara de nada en la prensa. Personalmente, no lo entendí. Cuando juego al parchís (los días de lluvia) me aprovecho sin piedad de las debilidades de mis enemigos. Más aun, les deseo la muerte, para que regresen a casa y tengan que comenzar de nuevo la partida. En La oca, a la que he tomado cierta afición desde que me enteré de que echar una partida equivale a hacer el Camino de Santiago, la gente muere también y cae en la cárcel y a nadie se le ocurre esperar a que los muertos resuciten ni a que los detenidos salgan de prisión. Me pregunto si en el Camino de Santiago verdadero, y no en sus metáforas, los jugadores (o peregrinos) son tan crueles. Los que salen en el telediario parecen buena gente, pero nunca se sabe. Mi cuñado, que no ha matado una mosca, se transforma en un asesino frente al tablero de La oca.

El caso es que el otro día estaba viendo una carrera de coches en la que Felipe Massa iba delante de Fernando Alonso, cuando el primero recibió, al parecer, instrucciones de dejarse pasar por el segundo, que ganaría la carrera. Más tarde, me enteré de que la prensa internacional había organizado un lío a cuenta de este hecho. Les parecía un escándalo que Alonso hubiera adelantado a Massa por ir más despacio. En el ciclismo tienes que esperar a aquellos a los que se les sale la cadena y en las carreras de automóviles no puedes adelantar a los lentos. Estamos hablando de la Fórmula 1, donde si un coche se estrella, la carrera continúa, aunque el conductor se haya llevado por delante a veinte espectadores y él mismo haya fallecido en el acto (ni les recuerdo las cosas que ocurren en el fútbol). Ya sé que el mundo es complejo y por lo tanto difícil de entender, pero estaría bien unificar las normas competitivas para los espectadores torpes, como un servidor de ustedes.

Muchas gracias.