Aunque el pasado jueves afirmó una vez mas que el PSOE "es el partido que más se parece a España", por su igual implantación territorial, Zapatero se daría con un canto en los dientes para no depender tanto de los votos catalanes y, por ende, del partido socialista catalán, perenne caja de sorpresas y fuente de graves quebraderos de cabeza para Ferraz. Pero lo tiene bastante crudo: la fecha de las elecciones municipales y autonómicas se acerca y el partido anda a la greña por el candidato a la comunidad de Madrid. Y mal puede recolectar muchos votos en la villa de la corte el partido que una y otra vez se estrella a las puertas de las asambleas locales.

Improvisar un candidato en el último minuto es una apuesta certera para el fracaso absoluto. Lo padeció el PSOE cuando se le desinfló José Borrell a media carrera y apareció Almunia para contribuir a la mayoría absoluta de Aznar. Al caballero de la rosa que aspire al sillón de Esperanza Aguirre no se le pide que gane, pero sí que haga buen papel. No creen en Ferraz que sea capaz de ello Tomás Gómez, a quien convocó Chaves en persona para decirle "vas mal en las encuestas", que suena como el mensaje de Stefano Domenicali a Felipe Massa, el pasado domingo en Alemania: "Alonso va más rápido". O sea: apártate de en medio, que estorbas. Pero no se sabe quien es el Fernando Alonso de Ferraz. O si se sabe, no se dice.

En 2008, Zapatero sacó un 51% en Andalucía: va a ser difícil que lo supere. Y un 45% en Cataluña, un récord puntual debido a que el PP había impugnado el Estatut: va a ser imposible repetir aquellos 1,7 millones de votos catalanes. Si con tales cifras el PSOE no llegó a la mayoría absoluta, menos la va a conseguir si disminuyen. Para compensarlo deberá subir en otras partes, y una en la que hay terreno a ganar es la comunidad de Madrid, donde parte del 39%, casi cinco puntos menos que en 2004.

Pero fracasar estrepitosamente en las autonómicas del próximo mes de mayo es la mejor manera de preparar en fiasco en las generales de 2012. Y a tal camino se verá abocado si a la vuelta de las vacaciones no tiene un candidato claro, indiscutido y atractivo. Pero atractivo para los electores, no solo para la militancia de la FSM, que es muy suya, y tras perder en 1989 la alcaldía de la capital, i en 1995 la presidencia autonómica, se precia de avanzar de derrota en derrota hacia la victoria final.