Diversos actores, protagonistas fuera de la CAM y desde la propia entidad han venido acaparando los titulares en los rotativos y restos de medios de comunicación tanto a nivel nacional como local. Cada uno jugando su rol, pero todos en un escenario de confusiones. Buen mes de julio, informativamente hablando, nos han dado, un mes que suele sestear al ritmo de las vacaciones de gran parte de los españoles y eventos deportivos varios entre los que destaca el Tour, ciclismo en estado puro.

De la misma manera que la fusión fría ha sido tachada por la comunidad científica como un fraude experimental, algunos actores de la CAM, han pretendido sabotear el SIP desde dentro, tras una línea argumental que pretendía equipararlo con la fusión fría física. La fusión fría financiera supeditada a una reglamentación articulada e integrada en la nueva ley de cajas de ahorro, ha generado visiones árticas en ciertos sectores políticos que han empezado a sufrir bajadas de temperatura que indefectiblemente irán a más cuando en el reparto de nuevos puestos y cargos, queden desplazados de sus actuales situaciones de privilegio. Han puesto en el filo de la navaja una fusión virtual por mor de intereses personales y de grey. Actores que han surgido al calor del frío de la fusión que deberán buscar cobijo en otros lares para poder volver a encontrar la benéfica calidez de cargos y despachos que reporten privilegios o prerrogativas que sigan impulsando su vida social, política y/o profesional.

Fusión que ha venido determinada por la debilidad de la caja alicantina, que por mucho que pretendan algunos maquillar es causa de efectos a posteriori, como los sucesivos rechazos a integrarse con la CAM de otras cajas ante las pretensiones desmedidas de sus negociadores, incapaces de actuar entre bastidores y quienes necesariamente debían pasar por el congelador de una fusión para obtener un apetitoso carpaccio a degustar. La irresponsabilidad de algunos consejeros, capitaneados por políticos que están bajo sospecha en otros asuntos, concluyó en el último consejo de administración con la aprobación del SIP negociado con Cajastur.

En la corporación bancaria surgida del frío de la fusión, la realidad constatable pasa por el mantenimiento en el poder ejecutivo de Menéndez, que estará los doce años de la pretendida discordia comandando la aventura financiera que convertirá a las cajas fusionadas en nuevo banco, manteniendo si acaso la obra social con las marcas territoriales. Razones varias, pero una a destacar, es el elegido por la autoridad monetaria para salvaguardar los intereses de las cajas integradas y la viabilidad de su futuro. La afirmación que se incluye, a petición de la CAM, en el texto del acuerdo de que el "banco será gestionado conforme a prácticas de buen gobierno corporativo" es una obviedad que no impedirá al representante de Cajastur seguir adelante con su personal gestión y por el tiempo que se estime necesario. Aplicar a rajatabla la frase entrecomillada en cualquier entidad, afectaría a la mayoría de los directores generales de las cajas, que son portadores de un poder omnímodo en la gestión diaria de la entidad por delegación de la práctica totalidad de facultades del consejo de administración de turno.

Cerrado este capítulo, otros actores que han jugado un rol a veces desconcertante han sido los sindicatos de la caja alicantina. Oponerse sin más a la fusión virtual, al SIP tutelado desde el Banco de España, era lo más fácil desde un interés meramente electoralista. La sensatez de un sindicato serio, aparte de oponerse por razones de bancarización y pérdida de idiosincrasia fundacional, debiera haberse acompañado de un protocolo de cuestiones laborales a incluir en el texto definitivo de la fusión en el que se respeten los derechos económicos y sociales de los trabajadores a los que se les debería haber explicado y a quienes representan, tanto en el consejo de administración como en los comités de empresa.

Puesta en escena que a veces ha rozado el ridículo, actores con nombres y apellidos a los que habrá que exigir responsabilidades: al presidente demasiado pendiente del Consell, al director general por su más que discutible gestión, a Camps por su incapacidad política, a Ripoll por sus estentóreas y perjudiciales manifestaciones, al conjunto del consejo por su inacción de años, a los sindicatos por su nula visión de futuro. Las advertencias del Banco de España de que sin fusión fría los fondos derivados del FROB se congelaban, han sido decisivas para romper el núcleo duro de la entidad alicantina, que ha terminado torpedeado y deshecho como si de una incontrolada fusión física caliente se tratara.