En la fiesta de Santiago Apóstol, la peregrinación a su Santuario de Compostela alcanza unas proporciones enormes. Estamos celebrando el Año Santo Jacobeo. Por este motivo, se produce una enorme afluencia de fieles y de visitantes de todas las diócesis de España al Santuario. ¿Qué sentido religioso tiene la peregrinación? Lo primero que inculca la peregrinación es que la vida humana puede y debe ser un viaje con sentido. El centro de la peregrinación es un lugar en que reside de manera especial la presencia salvadora de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de los Santos. Cristo manifestó que Él era "el camino, la verdad y la vida". El peregrino cristiano sigue a Jesucristo como Camino para encontrarse con Él plenamente en el Santuario como verdad y como vida. Recordaba el Papa, Juan Pablo II, aquí en España: "El estilo de vida peregrinante es algo profundamente enraizado en la visión cristiana de la vida". La peregrinación se hace andando. Si se va en avión o en coche, antes de llegar al Santuario, se hace el camino andando por la ruta tradicional. Este caminar como peregrino ofrece un tiempo excepcional para meditar, rezar, pensar con detenimiento y asumir los valores cristianos a los que se ha confiado la vida. Cuando la peregrinación se hace en comunidad, que es lo más normal, la marcha ofrece una ocasión especial para vivir la amistad, la comunicación de vida, el amor cristiano, la comprensión, la humildad, la paciencia y la generosidad. Al llegar a la meta, al Santuario, la peregrinación alcanza la plenitud de satisfacción, la paz y también el Pan de los Sacramentos, que allí se reciben indudablemente. La peregrinación es un medio para alcanzar una nueva experiencia espiritual. Precisamente, el Papa, Benedicto XVI, figura este Año Santo Compostelano como peregrino por excelencia. Su testimonio a favor de todo este contenido religioso, que conlleva la peregrinación a Santiago, es un aliciente para animar a todos los cristianos españoles a incorporarse a su peregrinación, aprovechando la ocasión de que es una año especial, dotado de singulares favores sobrenaturales.