La campaña 2009/2010 ha finalizado. Los resultados generales no acaban de agradar a todos, si bien fueron mejores que los de la anterior, ahora todas las expectativas se centran en la próxima. Nada puede decirse de ella puesto que normalmente debe iniciarse bajo otras condicioes, en espera de las posibles soluciones que se den desde Bruselas. Nada se sabe aún, tan sólo la promesa de intentar encontrar respuesta a las dificultades de siempre. Hay que partir de un hecho real: ¿aceptarán los países emergentes la solución que puedan dar desde la UE?¿ La aceptarán a la vez, los últimos que tienen la mercancía en sus manos antes de llegar al consumidor real? Estos son imponderables que nadie sabe, dado que tienen aspectos donde acogerse con algo que existe de siempre. Esto es lo peor que puede ocurrir, puesto que resulta casi imposible hallar una solución satisfactoria para el conjunto.

Esperemos que se acierte y que todos puedan ver sus intereses a favor, sin que ello suponga la renuncia de los beneficios de unos u otros. Entretanto, lo normal es que cada país cuide su cosecha y esté dispuesto a hacerlo bien, sin tratos de favor, porque hasta el presente los tienen los países que no pertenecen a la UE, lo que resulta una paradoja.

En el pasado, la UE debió pensar que la situación podía llegar a ser difícil para los países miembros, dado que los no miembros fueron aumentando sin cesar su producción y no era un caso sin importancia, como hemos comprobado con los países citrícolas que pertenecen a la UE. Estos también tienen derecho a aumentar sus producciones, no solamente los que están a las puertas de Unión, que en tal sentido tienen todas las ventajas. Dándonos cuenta de lo difícil que puede saber encajar la situación, es normal que desde un país que ha sido el primero en iniciar los envíos del producto que está reputado generalmente como de alto consumo y de la más alta calidad, haga valer su pertenencia a la UE, pues no parece normal que los miembros sean los que tengan que sufrir los perjuicios.

Así lo creemos, pues los que están estudiando el asunto deben tener en cuenta los intereses de todos, de forma proporcional y justa. Esto es lo que se espera en un mercado libre. Cabe pensar también que todos los países que producen cítricos no pueden tener los mismos derechos que los países que han descubierto que pueden verse favorecidos por esta producción, sin ser miembros de la UE. Esto significaría una merma de derechos de ellos que los tienen desde hace siglos. Tampoco puede la UE castigarlos prohibiendo su exportación a la propia Unión.

Así, ¿qué debe primar en esto, el hecho de producir cítricos o el de ser país europeo? Los países europeos están marcados por sus responsabilidades y derechos dentro de una organización. Aquí hay un aspecto muy libre para dar cabida a un cierto acuerdo, pero ello puede tropezar con los que se dedican en último término a contar con la mercancía, o sea, los cítricos.

Y qué hacemos para evitar que los países emergentes impidan que nos movamos en nuestra defensa. ¿Por qué dejamos de hacer una publicidad intensiva de nuestras calidades y lo que es mejor, señalar la cuidada atención a nuestro trabajo en nuestras exportaciones, con un alto nivel cualitativo? Sí, ¿por qué dejamos la publicidad?