El entorno de Zapatero conmemora el décimo aniversario de su acceso a la secretaría general y el pesepevé no celebra sus triunfos porque no quiere. Acaba de ser galardonado por el Comité de Expertos del Pacto Antitransfuguismo con una de sus altas distinciones por el ejemplo dado en Benidorm. El argumento más sólido que ha venido esgrimiendo en defensa propia la plebe que compone su constelación de cargos ha sido que los otros lo hicieron antes en Dénia, La Vila y Vall de Laguar. Sí, Vall de Laguar. Si, en medio del panorama institucional que ofrece hoy en día la provincia y la Comunidad, el pesoe no aspira ni a diferenciarse en pulcritud, ¿qué ofrece a sus seguidores? ¿Se lo pueden decir? Porque, aquí, el transfuguismo de la formación que gobierna el Estado no reside sólo en aliarse con un chiquilicuatre y en propiciar el desgobierno tras hacer saltar la banca al señalar a Gema Amor como inductora del logro, no. A lo largo de dos décadas, el pesepevé como tal se ha convertido en un completo tránsfuga acerca de los compromisos que requiere la sociedad a la que dice servir. Respecto de la Cam, que se está jugando el bigote de la manera que puede y que ella se ha buscado aunque dentro de un proceso francamente manicomiable, ha pasado de forma inmisericorde. Quizá porque la alianza prevista es con tres cajas ubicadas en territorio bajo égida socialista y, estos, presuntamente liderados por Alarte, pesan casi tanto como Modesto Crespo. Pero no sólo de cajas vive el hombre. En el territorio educativo, cultural, institucional, urbanístico, comercial, investigativo, de esparcimiento...¿dónde están las propuestas alternativas ante las que alguien pueda pensar que otra vida es posible? La actividad que despliegan se centra en señalar lo feo que están los otros. Y así es. Feo es poco. Ahora bien, si con eso tan horrible enfrente que lo es, vuelven a perder, ¿a qué se van a dedicar entonces? Puede ser guapísimo.