No nos ha extrañado que el Ayuntamiento de Alicante y la Generalitat Valenciana obstaculicen avalar el préstamo de 90 millones de euros que la sociedad pública Avant necesita para licitar la parte final de la llegada del tren de alta velocidad a la ciudad de Alicante. A lo largo de los meses que duró nuestro trabajo para elaborar el libro El trasvase del AVE ya constatamos que los dirigentes del Partido Popular en la Comunidad Valenciana no estaban por favorecer que el Gobierno de España cumpliera con el compromiso de que el AVE llegue pronto a varias ciudades de la Comunidad Valenciana (Valencia, Alicante, Elche, Castellón, entre otras). Entre los anuncios estaba el que hizo el presidente Rodríguez Zapatero de que el AVE llegaría a la ciudad de Alicante el año 2012.

Son los mismos dirigentes del Partido Popular que desde 1995, cuando alcanzaron el poder en la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Alicante, despreciaron las conexiones ferroviarias por el corredor mediterráneo hacia la frontera pirenaica. El entonces máximo dirigente del PP y de la Generalitat, don Eduardo Zaplana, consintió que la Comisión Europea dejara fuera de la red ferroviaria de interés europeo el corredor mediterráneo. Fue el mismo presidente Zaplana quien pactó con el ministro Álvarez Cascos que la alta velocidad en la Comunidad Valenciana no incluyera Benidorm (de donde había sido alcalde) pese a su alta potencialidad de usuarios del AVE y la evidente necesidad de comunicaciones ferroviarias modernas para el primer destino turístico peninsular. Dos exclusiones que fueron aceptadas con un silencio cómplice por muchas voces económicas y entidades de todo tipo.

Era previsible que quienes se han mostrado incapaces durante años de alumbrar un proyecto viable para la estación intermodal de Alicante obstaculicen hoy la llegada del AVE dentro de plazo. Bastaría recordar -ahí están las hemerotecas- los avatares del proyecto inicial del urbanista Lluis Cantallops y su despido posterior por el alcalde Díaz Alperi de la elaboración del Plan General de Alicante o los sinsabores y desplantes que recibió en su día el anterior director de Avant. Se repite la historia. Ahora, cuando apenas faltan unos centenares de metros para concluir la plataforma de llegada del AVE a la estación de Alicante, la alcaldesa, señora Castedo, emulando a quien le dejó la vara de mando, pide la dimisión del actual responsable de Avant, señor Martínez Barco, porque dice que sirve a los intereses de Fomento. Dos sociedades de Fomento (Adif y Renfe) integran con Generalitat y Ayuntamiento la sociedad Avant.

Y es que, para el señor Mario Flores y la señora Sonia Castedo, el enemigo es Fomento. Es el Ministerio del Gobierno quien está ejecutando la mayor inversión pública en la historia de la Comunidad Valenciana: 12.500 millones de euros (más de dos billones de pesetas), en apenas cinco años, para que en este año 2010 el tren de alta velocidad llegue a la ciudad de Valencia y en 2012 a la de Alicante. Es Fomento quien ha sido eficaz en la licitación y ejecución de la obra y en conseguir la financiación europea y de los Presupuestos del Estado. ¿Se acuerdan de cómo la Generalitat Valenciana guardó durante meses el informe de impacto medioambiental del nudo de La Encina paralizando la licitación del mismo? Eran los tiempos en que el todavía presidente Camps negaba al Gobierno de España el pan y la sal. Sólo el restablecimiento de algunas relaciones entre las administraciones públicas en Madrid y Valencia, con el desaparecido conseller García Antón tendiendo puentes de diálogo, desbloqueó aquel claro boicot a las obras del AVE en la provincia de Alicante.

El Consell, que no ha puesto un euro en las obras del AVE hacia Valencia y Alicante, exige ahora, en boca del conseller Flores, participar en las plusvalías que se puedan generar en Alicante para firmar el aval del crédito que permita que las unidades del tren de alta velocidad lleguen en las fechas previstas. El mismo Consell que, por ceñirnos exclusivamente al área de Transportes, no tiene ni para pagar la luz de las estaciones del trenet. Los mismos responsables de Transportes que han ejecutado una inversión millonaria en un TRAM que han trazado a su antojo, con un proyecto (?) errático que cada pocos meses se modifica, con un trazado subterráneo al menos discutible en un transporte tranviario urbano, y de cuyo coste final no hay datos disponibles. La misma Conselleria que ahora tiene que privatizar la línea 2 para que sean los posibles concesionarios quienes asuman la inversión del material rodante y, se ha publicado sin ningún desmentido, también los costes pendientes de las estaciones del Mercado Central y Luceros.

Lo que Alicante necesita es que el AVE llegue en 2012. El Ayuntamiento y la Generalitat deberían colaborar honestamente con Fomento en la sociedad Avant, sin amenazas contra sus dirigentes ni exigencias económicas fuera de lugar. Buscando soluciones de futuro más acordes con los tiempos económicos de crisis en que vivimos para que se cree un Parque Central en la mayor parte del terreno liberado de las vías actuales; para planificar actuaciones urbanísticas en los barrios colindantes que una la ciudad dividida por las vías ferroviarias; para que no sea necesario crear en la futura estación intermodal 20.000 metros cuadrados de superficie comercial que ahogue definitivamente al pequeño comercio de toda la ciudad; y para buscar una prolongación del TRAM desde la estación de Luceros hacia el sur de la ciudad más acorde con un transporte público urbano de superficie como es el tranvía. Es decir, trabajar por lo que necesita esta ciudad y su comarca: un plan de movilidad sostenible y aprovechar la llegada del AVE para crear ciudad, nuevos espacios verdes para sus habitantes y nuevas oportunidades de progreso económico y social para todos.

Esa debería ser la preocupación de la Generalitat y el Ayuntamiento en este momento salvo que lo dicho por el conseller Flores y la alcaldesa Castedo sea el retrato de sus oscuras intenciones: que el AVE no llegue en 2012 para reprocharle al presidente Rodríguez Zapatero, ¡también!, el incumplimiento de esta promesa. Pondrían su interés partidista, el desgaste político del adversario, por encima de los intereses y necesidades de los alicantinos. De ser así, si se mantiene el boicot al préstamo de Avant, el Ministerio de Fomento debería continuar la obra en los terrenos estrictamente ferroviarios, que es la solución provisional de llegada en superficie, y esperar mejores tiempos para abordar, con otro Ayuntamiento y otra Generalitat a partir de mayo de 2011, el objetivo final de resolver de una manera definitiva la penetración ferroviaria en Alicante.

¥ Firman este artículo Mario Gaviria, sociólogo, y José María Perea, periodista, son autores de El trasvase del AVE.