Para ser conductor del AVE, nuestro tren de alta velocidad, hay que pasar una oposición y pagar una matrícula de 20.600 euros que permite hacer un cursillo de 1.150 horas lectivas a cuyo fin no es seguro un contrato en Renfe. ¿Los opositores al AVE tienen vocación o pretenden una salida profesional? ¿Buscan la vía o se buscan la vida? La única manera de ejercer el oficio de conductor de AVE es conduciendo un AVE. Aunque crezca la demanda ¿cuántos conductores de AVE puede llegar a haber?

Con el tren de por medio la afición puede cambiarlo todo. Pocos medios de transporte han despertado tanta fascinación literaria, cinematográfica, mitológica y vital. Todos los medios de transporte tienen amigos pero ninguno la relación que establece el tren en el que lo normal es que no pases de viajero. Si te gustan los coches, los conduces y puedes poseer uno antiguo, uno nuevo, uno tuneado, un utilitario, una docena de ellos... Hay gente que hasta bendice los coches, pero más por afición a Dios. Con las motos pasa lo mismo: de carrera, de paseo, de trial... Las conduces, las posees...

¿Y los barcos? No puedes llevar un transatlántico o un portaaviones pero con título de patrón sales a la mar. ¿Volar? Sólo unos pocos pilotan un caza pero se puede ser comandante en bastantes compañías. Si eres miope o algo te impide profesionalizarte hay vuelo recreativo, con motor, sin motor, sin avión, con parapente...

Medios de transporte superados por la historia como el globo siguen presentes gracias a aficionados de fin de semana y a algunas manifestaciones publicitarias.

Si te gusta el tren, saberlo todo de su historia, memorizar las características técnicas de cada locomotora, viajar en los grandes expresos, leer literatura ferroviaria, pero sólo puedes tener un tren eléctrico, un juguete -magnífico, creativo, bellísimo, absorbente- pero a escala y dando vueltas por una maqueta.