Después de estar desaparecido en combate desde antes de que la crisis comenzara a sentar sus reales por esta C0munidad y empezara a generar parados como pipas, el Consell sometió ayer a aprobación en las Cortes Valencianas una ley de medidas urgentes para el desarrollo de actividades productivas y la creación de empleo ¡Por fin! una reacción de un Ejecutivo que daba síntomas de ser un cadáver entre tanto Gürtel, tanto traje y tanto amiguito del alma. Más vale tarde que nunca, podrían pensar los más optimistas, porque una autonomía que ha sufrido como ninguna el hundimiento del sector inmobiliario, su principal fuente de ingresos hasta que la burbuja dijo basta, está necesitada de iniciativas que reactiven a los dintintos sectores productivos, que los hay y de muy diverso género por estas tierras. Pero no, resulta que lo aprobado ayer es, pese al pomposo título que lleva la ley, ni más ni menos que un paquete de medidas urbanísticas. Es decir, que nosotros, pese a que la construcción está como está, erre que erre hacia el ladrillo como si no hubiera otras posibilidades de generar empleo y riqueza. Y las hay, lo que pasa es que esperar del gobierno de Camps que afronte con seriedad la crisis no sería consecuente con lo hecho esta legislatura. Y ya se sabe que de la nada, nada se puede sacar.