Lo que exclamé en cuanto vi el comunicado de la Conselleria de Educación del 30 de junio, calentitas aún las aulas, no fue ese encabezado tan formal de la "asignatura pendiente", sino que me dije, haciendo gestos de desamparo: ¡Señor, otra vez con la burra en el pedregal"! Esa expresión se suele usar entre los habitantes de la Vega Baja murciana cuando reiteradamente se cae en la misma torpeza. Y es que en el documento al que aludo se publicaba la orden que incorpora las optativas de chino, inglés práctico, Historia de España, y algo así como "emprendedurismo", (supongo que este vocablo no habrá sido empleado por los del DOCV porque de ser así, los muchachos de la RAE se hubiesen levantado en armas).

Pues bien, cumplido el requisito del preámbulo, permítanme que entremos en materia: dice la Conselleria que a pesar de la cantidad de horas que se han impartido en el conocimiento del inglés, el alumno valenciano adolece de pericia en el aspecto oral, o sea, que si le hablas en la lengua de Shakespeare, no entiende ni papa. Y en vez de investigar el por qué sucede esto e interesarse por el descalabro de tales resultados, entre otras acciones oyendo la opinión de los profesores -que no sé a quienes consultan cuando de enseñar se trata- en vez de eso, digo, se ordena "la introducción del inglés práctico, que es la respuesta a una realidad del momento histórico actual, etcétera, etcétera". Y yo me preguntoÉ ¿cómo se cree el señor conseller que se puede enseñar un idioma sin tener en cuenta el aspecto oral? Porque es así como sospecho que lo han intentado enseñar los profesores, aunque este señor lo dude; y si no es así, investíguese. Hubo una vez, lo recuerdo, lectorías asaz eficaces y baratas que no eran otra cosa que profesores nativos contratados para conversación, por poner un buen ejemplo. Hoy parece ser que no hay dinero para elloÉ Por otra parte, ¿saben sus señorías lo que cuesta dar una clase con tantos alumnos -algunos verdaderos desestabilizadores- en donde, por el número, no cabe la personalización, absolutamente necesaria en el aprendizaje de los idiomas? Conque su intención es que "el alumnado llegue a alcanzar en los cuatro cursos de ESO un nivel equivalente al de usuario básico de la lengua correspondiente al nivel A del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas", ¿eh? ¿Con qué, con inventos como el que nos sorprendió obligando a dar la asignatura aquella para la convivencia en inglés? Y no contento con ese fracaso, usted, señor conseller de Educación, se empeña ya en serio en implantar ¡el chino! con todo y un profundo conocimiento de su cultura. Seguro que le han soplado que es la lengua del futuro, por aquello del auge que está tomando su economía, y cree que ésta puede ser la panacea para la crisis que andamos tratando de capearÉ Y si no se aclara con el inglés, que es la lengua de una cultura cercana, ¿qué va a pasar con el chino que nos suena a idem?

Pero sigamos con el temario, implantado ya para el tercer curso que entra: consiste en "un bloque de lengua con nociones de tonalidad y escritura; otro de geografía física en el que se enseñará la ubicación geográfica y la variedad étnica; un tercero de rasgos etnológicos donde se abordarán el apellido y los nombres en china, el horóscopo, los dibujos del buen auspicio y costumbres como la fiesta de la primavera o la medicina tradicional. Una visión general dinástica, los principios básicos de la literatura y aspectos geopolíticos y económicos". En cuanto a los contenidos del cuarto curso, entren y vean: "El conocimiento de las siete capitales y las principales ciudades; un recorrido por la historia del pensamiento desde el daoísmo al budismo; un repaso de la historia moderna con la expansión del comunismo y diversas cuestiones sobre poesía y economía". Casi nadaÉ

Sin embargo, en lo que se refiere a España, en un curso hay que cepillarse desde la Prehistoria hasta el siglo XX. Pero eso sí, pasando por Cartago y Roma, (¡adiós Grecia, cuna de la democracia!) las invasiones bárbaras e islámicas, la Reconquista, los Austrias, el Siglo de Oro, los Borbones y la Guerra de la Independencia. Y hay que hacer hincapié en 14 hechos significativos tales como los Viajes de Colón, la expulsión de los judíos, el intento del golpe de Estado del 23F, el modernismo, el carlismo o el terrorismo de ETA. Y habrá de conocer bien a protagonistas de nuestra historia como Hernán Cortés, Magallanes, el general Prim, Joaquín Sorolla y Adolfo Suárez. Se les ha olvidado José María el Tempranillo, sospecho.

Al mismo tiempo -y éste es el aspecto sórdido de la cuestión- en los ámbitos de la Administración se trabaja intensamente para ver de qué manera se le raspan ciclos a la Formación Profesional, se barren los programas de atención a la diversidad, así como a los profesores necesarios para los desdobles y clases de refuerzo. Para reducir costes, no se ha encontrado otra solución sino la de inflar el número de alumnos en las aulas y según dicen, en algunos centros hasta peligra la línea en valenciano. Todo eso es el polvo que se esconde bajo la alfombra y tras la pirotecnia en honor al próspero País del Sol Naciente.

Pero la triste realidad es que la enseñanza necesita un planteamiento integral nuevo y eficaz con la aniquilación del parcheo que lo único que hace es aguas.

Necesitamos que nuestros jóvenes nutran sus cerebros con programas coherentes y modernos que los hagan no sólo competitivos sino también más esperanzados, seguros y por consiguiente más felices, y que no pasen por el conocimiento de la historia de la humanidad sin esa profunda visión de conjunto que le haga saber de dónde venimos y hacia dónde hay que ir. Que no tengan como objetivo el cómodo y seguro sillón cuya estrecha ventana no da a ninguna parte, pero miren ustedes, es un asiento rentablemente seguro. Son los prematuramente vitalicios, esos que según Cavafis, nunca sabrán disfrutar de las hermosas mañanas de verano ni aprender a aprender de los sabios en su irrepetible viaje a Ítaca. Porque desgraciadamente hemos hecho que el dinero les baste, en detrimento del esperanzador proyecto. Y las aulas, que es desde donde se construyen las posibilidades que la juventud encierra, se están convirtiendo en zonas de acuartelamiento no exentas de conflictos.

Hay que sentarse a hablar sin prejuicios ni ideologías partidistas, y dejar que estructuren buenos planes los que entienden de ello, los que trabajan en ello, los que aman su profesión.

Porque, no lo perdamos de vista, la agresividad en las aulas, el desamor por el saber (¡yo passoo!), la búsqueda de la diversión alocada y muchas veces peligrosa, la imposibilidad de entender lo que se lee e incluso lo que se vive, etcétera, tienen sus raíces clavadas en esos lodos que hemos ido acumulando padres, sociedad, instituciones, maestrosÉ ¡qué sé yo!

Y la educación puede arreglar tantas cosasÉ

Señores administradores de los bienes de todos, que nuestros chicos se acerquen a la cultura china cuando sientan curiosidad por ella. Eso estará muy bien. Y a lo mejor, el "provecho" que sacarán de ello, se les dará por añadidura. De momento, enderecen la lengua inglesa, que con la española bien se valen, y a ver si nos enteramos de dónde nace el Pisuerga, caramba. O quién era un señor llamado Lebrija, que según tengo entendido se preocupó, allá por el siglo XV, de emparejar la lengua que nos servía, y nos sirve, para comunicarnos. El lenguaje es el gran instrumento de los seres humanos, lo que nos permite salir de nosotros y llegar al otro. Es un tema que, bien explicado, pueden llegar a ser apasionante. A ver si, conociendo bien nuestra lengua y nuestra cultura nos permitiese, apasionados por el saber, llegar al chino. Quién sabe, señor conseller.