Picasso comienza a grabar muy joven, prácticamente desde su llegada a París, donde se encuentra con una industria muy potente de grabado y un mercado consolidado, que desde el siglo XIX desarrolla las distintas técnicas del aguafuerte sobre plancha de cobre, fundamentalmente, la litografía y, posteriormente, el linóleo, etc. Respondiendo a la demanda de una obra artística a menor coste, y la colaboración entre el artista plástico y el literato o el poeta en la ilustración de cuentos, poemas, obras literarias, etc. Picasso se sirve de esta técnica para experimentar sobre unos motivos y conclusiones plásticas, atendiendo a las múltiples variaciones de su dibujo, siguiendo el proceso del grabado, jugando con el dibujo en negativo, la manipulación de las planchas para las distintas intervenciones, tintas, texturas, y la reflexión sobre las copias, que guardan una memoria de toda la evolución y transformación de la obra, dando lugar a piezas excepcionales. Picasso mantiene esta relación con la gráfica durante toda su vida, trabajando directamente en su propio taller o a través de los galeristas de arte, Leiris, Vollard, desarrollando propuestas con gran éxito debido a su portentoso dibujo. Esta tradición no ha existido en España. El grabado artístico sólo tiene cierto protagonismo a partir de 1960, en Madrid y Barcelona, debido a la influencia de artistas extranjeros o españoles que habían vivido y se habían formado fuera.

Bancaja culturalmente quiere que se le identifique con este autor indiscutible. Para ello, periódicamente expone parte de su colección adquirida de obra gráfica de Picasso. En esta ocasión, nos ofrece en Alicante reproducciones e ilustraciones de textos poéticos, realizadas en los años de La Californie, y un vídeo que nos documenta su vida en esta maravillosa villa, estudio y casa familiar del autor.

Si estas exposiciones nos sirven para ubicar la figura y la obra de un autor clave del siglo XX, por contraste podemos valorar nuestro tiempo y nuestra realidad, y comprobar cómo las cosas no surgen de la nada. Si Picasso tiene la posibilidad de experimentar con la gráfica a este nivel es porque vive en una sociedad inquieta y culta que genera la industria para ello. En España esto no hubiera sido posible. Evidentemente, Picasso, en este sentido, en el de su formación y desarrollo, es francés. A pesar de su espectacularidad y de la atracción que provoca en todo el mundo, la obra de Picasso posee una gran complejidad, con diferentes conceptos que desarrollan múltiples relaciones, dependiendo de las técnicas, materiales, y tradiciones, en las que se adentra, desde la grecolatina hasta las vanguardias más radicales. Y todo esto no puede ser tratado con superficialidad, ya que perjudicaría tanto a la imagen del artista como a la de la entidad que lo expone. La familia Picasso está haciendo una gran labor en este sentido. Tiene muy controlado todo texto que se edita sobre el autor, realiza un seguimiento de su obra y de su exposición en todo el mundo, y proyecta una labor exhaustiva en los museos Picasso, tanto en España como en Francia, para conservar la integridad de un trabajo.