Durante las próximas semanas voy a tener ocasión de asistir a una programación de lujo. Podré escuchar a Ana Diosdado durante más de media hora seguida sin que nadie la interrumpa. Y a Antonio Muñoz Molina, Ara Larsson, Bryce Echenique y Manuel Hidalgo. Compartiré desde la primera fila un homenaje a Antonio Mercero y sendos encuentros que glosarán la figura de Miguel Hernández desde dos puntos de vista complementarios, el del escritor y el periodista. Seré testigo de la exposición de los directivos de las cadenas generalistas, de las apasionadas palabras de Elena Sánchez de Cuatro y de José Miguel Contreras de La Sexta; del ponderado verbo de Santiago González, de la televisión pública y del sentido de la responsabilidad de Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia.

Podré zambullirme en los entresijos del cine mudo, desde la teoría y desde la praxis, recordaré algunos de los mejores momentos de la obra de Rafael Azcona, y veré en primicia Todas las canciones hablan de mí, la primera película de Jonás Trueba, que tanto bueno me promete. Magoga Piñas supervisora de 3D de la película Ágora, nos explicará cómo realizó los efectos especiales para recrear la Alejandría de la época. Fernando Iwasaki será el anfitrión de un magno encuentro con escritores como Andrés Neuman, Juan Bonilla, Espido Freire, Mendicutti y Benítez Reyes. José Ramón Pardo nos ayudará a recorrer cinco décadas del pop español, e Ignacio Amestoy reivindicará la supervivencia del teatro por encima de todas las crisis, acompañado por Nuria Espert y Ramón Tamames. Como pueden suponer, todo esto no lo podré ver en ninguna cadena de televisión generalista, sino en los Cursos de Verano de la Complutense que arrancan hoy en El Escorial, para bien de todos.